Cuando falla la fe: 10 días encontrando a Dios en la sombra de la dudaMuestra

Porque vivimos en un mundo de límites, dudamos.

Porque no tenemos todas las respuestas, las preguntas surgen naturalmente:

¿Cómo es Dios? ¿Cómo puedo conocerlo? ¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Qué camino debo seguir?

Un místico anónimo del siglo catorce una vez dijo que: "nos encontramos en una nube de desconocimiento". Por eso dudamos. No siempre vemos el cielo.

Sin embargo, lo que tenemos que recordar aquí es que todo esto fue parte del diseño de Dios. Él lo hizo a propósito así. Construyó límites en el sistema. No fue un accidente. Sabía que tendríamos que vivir con tantas incógnitas. Y aún así, eligió que la historia humana se viera de esta forma. Cuando Dios decidió crear, podría haber dicho sí a otras mil posibilidades. Pero no lo hizo. Él eligió este mundo. Él te eligió a ti. Él me eligió a mí. Límites y todo. Y aún así, lo llamó "bueno".

Todo esto significa que las dudas son normales.

Son una consecuencia natural de vivir en este mundo.

Dudas no porque seas una persona terrible o porque seas menos espiritual que todos los demás. Dudas porque eres humano.

Esto es importante, porque muchos cristianos ven la duda como si fuera un pecado inconfesable y repulsivo.

Dios no creo a Adán y Eva con todas las respuestas a las preguntas más difíciles de la vida. En vez de eso, les dio espacio para explorar, preguntar y aprender. Cultivó un jardín en el que el misterio podía coexistir junto con la fe. Esto significa que cuando dudamos, no es porque seamos una decepción para Dios; es porque la duda es una respuesta natural a las limitaciones de nuestro entendimiento.

La fe no se trata de contención, se trata de posibilidad. Es cercanía piel con piel, afinidad, relación. Pero para llegar allí, algunas veces nuestras certezas necesitan ser destrozadas. Nuestras fórmulas alteradas. Nuestras preguntas no respondidas. Y es allí, en las profundidades de la relación, donde no encontramos una lista de clichés religiosos, sino a una Persona. Nace la amistad.