RestauradaMuestra

COMUNIDAD

Reconectarte con gente que te ama y desea lo mejor para ti es un poderoso instrumento de sanidad.

Agradezco al Señor por esas personas en mi vida, pues Él ha usado esos oídos, abrazos, consejos, lealtad y oraciones para restaurarme.

Sé que puede ser difícil abrir tu corazón y reconocer con honestidad el dolor que el divorcio ha traído. Pero, recuerda que no fuiste diseñada para luchar sola (Ec. 4:9-10), Dios nos llama a vivir en comunidad (Rom. 12:15, Stg. 5:16) y sobrellevar mutuamente nuestras cargas (Gál. 6:2).

Date permiso de ser vulnerable y experimenta la bendición de estar rodeada de otros a quienes les importas y están dispuestos a ayudarte. Con frecuencia, el Señor utiliza a otras personas que estuvieron rotas para ser un medio de consolación para quienes necesitan ser restaurados y tener esperanza (2 Cor. 1:4).

Si has estado evitando a algunas personas que te aman, te animo a llevar esa petición en oración para que Dios te guíe al momento y la forma indicada de reconectarte con ellos.

Un divorcio puede hacernos sentir que vivimos sobre arenas movedizas, pero tener a una comunidad espiritual que te rodee, es como una fuerte ancla que te da soporte y estabilidad.

Mi Dios, te pido que me permitas conectarme con aquellas personas que serán de bendición para mi vida en esta etapa. Te doy gracias por aquellos que están hoy aquí para mí. Permíteme retribuir lo que ellos hacen por mí. Amén.