Romanos: Teología Para Todos (12-16)Muestra

En el boxeo, hay golpeadores y contra-golpeadores. Los golpeadores dan un paso adelante, actúan como agresores y están constantemente cerrando la distancia para atacar. Los contra-golpeadores esperan a que los golpeadores cometan un error y buscan pacientemente una abertura que puedan explotar y devolver golpes.

El mundo en el que vivimos es más o menos un ring de boxeo, y todo, desde los medios de comunicación hasta las redes sociales y las relaciones interpersonales, son varios tipos de golpes y contragolpes. El resultado es dolorosamente obvio: nadie está ganando y todos están heridos.

En esta sección, el Espíritu Santo, a través de Pablo, nos enseña cómo aplicar el tema de Romanos 12:2 a nuestras relaciones más difíciles, “No sean conformados a este mundo, sino sean transformados mediante la renovación de sus mentes...” El cristiano no debe simplemente golpear y contragolpear como el mundo. En cambio, el Espíritu Santo puede transformarnos para que nuestra respuesta a las personas se base en cómo Dios nos respondió en Cristo Jesús.

La respuesta de Dios hacia nosotros es amor y, con su ayuda, nuestra respuesta a los demás también puede ser amor. Caminar por el camino del amor es difícil porque hay acantilados a ambos lados. Por un lado, Pablo dice que podemos caer en la hipocresía, que es lo opuesto a la sinceridad, donde, como lo hacen las personas religiosas, sonreímos y decimos cosas agradables cuando la gente nos mira, pero en realidad no los cuidamos o los tratamos igual cuando nadie está mirando. Por otro lado, Pablo dice que podemos caer en la credulidad, que es lo opuesto a la sabiduría y el discernimiento. Las personas necias intentarán amar a todos, incluso a las personas malvadas que los usan y abusan de ellos, causando mucho daño. Tales relaciones no son amorosas sino habilitadoras. El verdadero amor es sincero y de corazón, elige sabiamente en quién confiar y en quién ser devoto, y de todo corazón da y sirve la voluntad de Dios como la más alta lealtad.

Para ayudarnos a amar con el amor de Dios, Pablo compara y contrasta lo que es amar y lo que no ama. Tome dos bolígrafos de diferentes colores y dedique un tiempo a anotar en un color todas las cosas que es el amor, y con el otro color, anota todas las cosas que el amor no es. Al comparar y contrastar estos atributos, recuerda cómo te recuerdan a Jesucristo, quien es la definición perfecta y el ejemplo del amor.

Preguntas:

1. Honestamente, ¿Hay alguna “maldad” en tu vida basado en lo que Pablo dice?

2. ¿A quién estás haciendo un buen trabajo de amar, tal como Pablo dice?

3. ¿A quién no estás haciendo un buen trabajo de amar, tal como Pablo dice?