La Liga de la FeMuestra

SUPER PREDICADOR

¿Te imaginas predicar por 120 años? Probablemente esta tarea y constancia sea bastante ardua y casi imposible de realizar en nuestros tiempos. Sin embargo, Noé aceptó dicha responsabilidad, siendo un ser humano finito como tú y como yo.

Sabemos que la vida de un cristiano no es fácil, y en el versículo de reflexión de hoy podemos destacar la fe de este hombre que dejó su huella en la historia. Como jóvenes cristianos sabemos que solo tenemos una vida para hacerla extraordinaria, y nosotros somos en la actualidad la generación que debe terminar con la predicación del evangelio. Así como en el relato de Noé, el énfasis divino se pone en el mensaje de advertencia sobre el diluvio. En gran parte del Nuevo Testamento, el mensaje central se centra en la muerte y la resurrección de Jesús para salvar a la humanidad. Nuestra mayor esperanza es el regreso de Cristo.

Hoy más que nunca somos llamados a vivir la misión. Debemos ser claros ejemplos de esperanza en un mundo asustado por un virus, desesperanzas, etc. Dios llama no llama a capacitados (profesionales, talentosos, etc.), Él capacita a los llamados. En este momento de la historia, todas las decisiones dependen de nuestra generación. O decidimos luchar o morir en el intento.

Lo interesante de la historia de Noé fue que el mensaje no pudo alcanzar a nadie más que a su núcleo familiar. El problema no fue Noé, sino la decisión personal de los que optaron por no escuchar la voz de Dios. Esto me lleva a pensar en que tal vez hoy sea la última oportunidad de alguna persona de escuchar del pronto regreso de Jesús. Y recuerda que tú eres protagonista en el cumplimiento de la misión, y que todos estamos en el mismo barco ayudando a ser las manos y los pies de Jesús.

Mi deseo es poder contar contigo. Dios quiere usarte de una manera poderosa, pero eso sólo depende de ti. Acepta Su llamado y di en oración: "Querido Dios, acepto ser partícipe de la gran comisión y ayúdame a ser un instrumento en tus manos".

Hoy reflexiona en la fe de Noé. ¡Prepárate que mañana seguimos! Que Dios te acompañe.

Fernando Marroquín

Ilustración: Oscar Campo