La Liga de la FeMuestra

UNA FE SENCILLA

"Por la fe", la pequeña frase que no deja de repetirse, porque no tiene que dejar de retarnos.

Por la fe...

Y es curioso que hoy solemos creer que Dios debería premiar nuestra fe, darnos algún tipo de recompensa; más cosas buenas, más salud, más felicidad, más dinero. Pero leyendo estos versículos, podemos darnos cuenta que ese pensamiento no podría estar más lejos de la realidad. La recompensa por la fe de Abraham fue una gran prueba: poner en aquel altar de sacrificios a su único hijo, tan esperado y tan amado, a Isaac.

Su gran fe, trajo una gran prueba. Irónico ¿no? ¿Alguna vez te ha pasado? ¿Alguna vez has sentido estar en un momento pleno de tu vida espiritual, y ha venido contra ti una gran ola de pruebas? A mí sí. Y me costó tiempo entender que la fe sí traerá cosas buenas, porque traerá pruebas, y las pruebas son bendiciones también. Las pruebas nos dan la preciosa oportunidad de decirle a Dios “sigo confiando en Ti” Las pruebas nos dan la oportunidad de ejercitar nuestra fe, de que deje de ser simplemente una teoría, y demos el paso a la belleza de la práctica.

Abraham, en su momento más oscuro, no olvidó que Dios era Dios, Dios soberano, que tiene para nuestra vidas planes misteriosos, pero perfectos. Abraham ejercitó su fe, y la puso enteramente en el poder de Dios y pudo descansar. Descansar porque se acordó que nosotros no pertenecemos a este mundo; nos espera una eternidad, nuestra verdadera casa. Abraham pudo descansar porque admitió que Dios es Dios, y no hay nada que se escape de su perfecta y preciosa voluntad. Esa es la belleza de la fe; que es una fe, que tiene que ser probada, pero que a su vez, solo con ella, podemos vencer la noche más oscura.

Pon tu Fe en el poder de Dios. Demos gracias por las pruebas, y ejercitemos nuestra fe para salir victoriosos. No la perdamos, y continuemos peleando la buena batalla. Que la fe de Abraham y el amor de Dios te animen hoy. Alístate que mañana aprenderemos de otro gran ejemplo de fe. Bendiciones.

Mafe Romay

Ilustración: Oscar Campo