[Serie Una sola carne] El poder de una sola carneMuestra

La unión de una sola carne degeneró

De la unión espiritual de alma y cuerpo, solo quedó la unión física. A través de todo el Antiguo Testamento, la poligamia, múltiples concubinas, división y divorcio, se incrementaron. Finalmente, Moisés requirió que se expidiera una carta de divorcio por escrito a fin de conservar el orden en estos asuntos.

Jesucristo vino a restaurar a la humanidad a la relación original que había tenido con Dios, la que Adán había perdido; recuperó el reino para que el hombre cumpliera el propósito eterno. Hoy es día de tomar decisiones, hoy puede decidir si permanece en la naturaleza de muerte o toma la naturaleza de vida, reconociendo a Jesucristo como Hijo de Dios y creyendo en su sacrificio en la cruz. 

Jesucristo también restauró, para el matrimonio, lo que se había perdido en la caída del hombre. Gálatas 3:13 dice que Cristo nos «redimió de la maldición de la ley». Hoy puedes decidir cambiar la realidad que has vivido en tu matrimonio e implementar el diseño de Dios. No permitas que la manera de pensar equivocada de este mundo te aleje de disfrutar la realidad del matrimonio en gozo, paz, armonía, amor, paciencia, benignidad, bondad, apoyo, cuidados, romance, disfrutar a tu pareja, conversar, planear, llegar a acuerdos y todo lo que Dios diseñó para que disfrutes en tu matrimonio. 

Si has experimentado el divorcio y te has vuelto a casar, considera que cuando entendemos que hemos obrado en contra de la voluntad de Dios en cualquier área de nuestra vida, necesitamos arrepentirnos, recibir perdón y continuar con Dios, sin condenación ni indignidad. Comienza a partir de tu realidad hoy. 

Cuando Jesús, el Mesías, vino, su misión consistió en redimir a la humanidad y llevarla a la relación original con Dios que Adán y Eva habían perdido. Una vez te has arrepentido y recibido el perdón de Dios, no permitas que nada te hostigue y condene más. Prosigue hoy desde este punto y deja atrás el pasado.

Solo en Cristo podemos recibir todo lo que Dios tiene para el matrimonio, porque Él es el único que ha salvado lo que se había perdido. Solo Cristo puede cambiar nuestro espíritu, nuestros corazones y renovar nuestras mentes para vivir el diseño de Dios en el matrimonio.

Reflexionemos

¿Deseas cambiar tu manera de pensar con respecto al matrimonio? Cristo restaura tu mente, tu corazón y tu matrimonio.