La ley del espíritu de vida en Cristo JesúsMuestra

Todo en la Biblia tiene la intención de revelar a Cristo

A través de toda la Escritura, encontramos que siete es un número de plenitud y representación. Cuando Dios crea algo, en el número siete manifiesta su máxima expresión, en otras palabras, es su gloria. Por eso vemos que Juan usa siete milagros, son siete los días de creación, pero son siete también los hombres que aparecen en el Génesis. Cada uno de ellos, es una microexpresión de Cristo. Por eso se habla de la paciencia de Job, de la fe de Abraham, habla de una virtud de Cristo en ellos que fue expresada en un momento determinado de la historia; no para que se enamore del que lo escribió, sino que pueda apasionarse con Quien representó.

Hay gente que se enamora de los personajes bíblicos y no encuentran a Cristo en el personaje, yo no quiero enamorarme del personaje, porque puede ser como Elías, frágil y débil como nosotros; pero si empiezo a comprender lo que se estaba manifestando de Cristo en él, voy a tener un entendimiento más claro de la operación de la ley del Espíritu de vida, en ese momento particular. 

Adán es el primer hombre que aparece. ¿Cuál es la necesidad de Adán? ¿Qué aspecto representaba? Adán representaba la necesidad de la dependencia. Abel, la necesidad de la iluminación. Noé, la necesidad de la resurrección. Abraham, la vida de fe. Isaac, el fruto de la fe. Jacob el fundamento del servicio. José, la vida entronada y que gobierna. 

Se observa en nuestra vida cómo la escuela del Espíritu nos enseña estas siete cosas. Nos enseña dependencia, nos ilumina el entendimiento, nos enseña el poder de una vida resucitada, nos enseña el fruto del servicio, vivir por fe, una vida que gobierna y una vida entronada. Se convierten en una microrepresentación de lo que es la ley de vida del Espíritu que opera desde Génesis, porque todo lo que estaba escrito en los profetas y Escrituras daba testimonio de él. 

Ora al Espíritu que te revele cuando lees el Antiguo Testamento, dónde está Él. No quieras ser una persona que narre una historia bíblica, sino una que cuando hablen de la historia manifieste a Cristo que está allí. No crezcas por las historias bíblicas sino por la manifestación de la vida de Él.