[Serie Nuestra historia–Un repaso bíblico para católicos] Los libros históricosMuestra

Esdras, Nehemías y Ester

Los libros de Esdras, Nehemías y Ester pertenecen al período de la restauración y abarcan el último siglo de historia narrada en el Antiguo Testamento. Después de la cautividad en Babilonia, varios grupos de judíos regresaron a su patria y restablecen la sociedad y la adoración a Dios.

Recordemos que Jerusalén había sido sitiada y destruida. El templo había sido saqueado por los babilonios. El remanente del pueblo de Dios regresa bajo la orden del emperador persa, Ciro el grande. Esdras y Nehemías nos van a contar cómo Dios cumplió su promesa hecha a los profetas –su pueblo regresaría del exilio. 

El retorno del pueblo de Dios se realizó en tres etapas y bajo varios dirigentes. El primero (y el más grande) se efectuó alrededor del año 538 A.C. bajo la dirección de Zorobabel, seguido del regreso de Esdras y el tercero conducido por Nehemías. 

Los planes de Dios triunfaron a pesar de que muchas veces, quienes estuvieron encargados de la reconstrucción, encontraron oposición e innumerables retrasos. Nehemías se encargó de la reparación de los muros de la ciudad de Jerusalén; y Esdras, se encargó de reestablecer el culto.

Uno de los primeros esfuerzos comunes de los repatriados fue edificar un altar en adoración a Dios. Es notable como los exiliados en su regreso, prefirieron dedicarse a la reconstrucción del culto a Dios antes de sus propias casas. La dedicación del templo fue una ceremonia impresionante y motivo de gran gozo. Muchos ancianos que habían presenciado la destrucción del templo lloraron al ver el templo reconstruido e inaugurado. Después de tanto sufrimiento, reconocieron que Dios debía estar en primer lugar. 

Entre los capítulos 6 y 7 del libro de Esdras, encontramos, (cronológicamente) la historia del libro de Ester. En él, se nos presenta magníficamente la providencia divina –una bellísima joven es usada por Dios para librar al pueblo judío disperso en el imperio persa, de las manos de una conspiración llevada a cabo por Amán, quien intentó a través de engaños, hacer exterminar al pueblo judío. 

Los propósitos de Dios no pueden ser opacados por nada ni nadie. Es claro a través de estos libros, que Dios es soberano sobre los tiempos, los gobiernos mundiales, los imperios, los reyes y los pueblos. 

Dios prometió el regreso de su pueblo del cautiverio, y así sucedió. El emperador mismo fue usado para que promulgara decretos que ordenaran al pueblo de Dios el regreso a su tierra. Los medios económicos para la reconstrucción también fueron provistos por Dios a través del emperador Ciro. Es impactante ver a Dios en la historia obrando y manifestando su voluntad y propósitos.

Como así también, es maravilloso ver cómo hombres y mujeres, en las manos de Dios y en obediencia a sus mandamientos, pueden establecer una nación, reconstruir una ciudad en ruinas y reestablecer el orden. ¿Hay algo imposible para Dios?