Dios es buenoMuestra

PASION POR TU LIBERTAD

Dios no nos creó para que seamos robots. Nos hizo para ser poderosas expresiones de Él mismo. Con nuestra creación, también tuvo la capacidad de sentir dolor y tristeza por nuestras decisiones. Todos los padres comprenden este dolor. Se arriesgó al darnos la libertad de decidir servirlo, ignorarlo o burlarnos de Él. El Dios perfecto eligió ser vulnerable, se predispuso a ser influenciado por su propia creación, en lugar de elegir un mundo absolutamente limpio que los robots pudieran manejar sin interrumpir su plan. ¿Por qué quiso correr el riesgo? ¿Qué buscaba con todo esto? A personas creadas a su imagen que tomaran el lugar de adoradores, de hijos e hijas, aquellos cuya naturaleza estuviera inmersa en Él. Ellos se convertirían en colaboradores suyos al administrar, crear y contribuir en el bienestar de su creación. Desde su punto de vista, valía la pena correr el riesgo.

Nuestro libre albedrío tiene tanta importancia para Dios que Él se abstiene de manifestar su presencia de maneras en las que esta libertad se viera afectada. Dios eligió ocultarse en la medida exacta para que nuestra voluntad e intelecto pudieran moldearse por medio de nuestra lealtad a Él. El Señor está disponible para toda persona que sea lo suficientemente humilde para reconocer su necesidad personal. Es además lo suficientemente discreto como para que aquellos que solo se preocupan por ellos mismos lo ignoren.

Libertad no es hacer lo que uno quiere. Es tener la capacidad de hacer lo correcto. Quienes son humildes reciben verdadera libertad, porque el orgullo restringe, retiene y va en contra de la grandeza. La libertad es el resultado de haber sido libre por medio del Espíritu Santo, quien manifiesta los frutos y beneficios de estar bajo el señorío de Jesucristo. ¡Qué aventura maravillosa! Hay más lugar dentro del Reino de Dios que fuera de él. Hay más libertad bajo su mandato que al hacer lo que yo quiero. En este Reino, si actuamos con humildad nos hacemos más grandes, si damos, recibimos, y si morimos, vivimos.

El enemigo de nuestra alma lucha contra todo lo que lleve a la libertad verdadera. Una de las mayores tragedias de la actualidad es que en la gran mayoría de los sistemas educativos se ha eliminado del estilo de vida y la forma de pensar de los individuos el concepto del Creador. Al hacer esto, la sociedad abandona la brújula moral y deja de ser consciente del código bajo el que debería vivir. Si no hay creador, no hay diseño.

Cuando se remueve el concepto de diseño de nuestro pensamiento y nuestro estilo de vida, perdemos el sentido de propósito. Cuando este queda fuera de la ecuación, también desaparece la idea de un destino eterno. Y al eliminar la eternidad del pensamiento de una persona también se pierde el sentido de responsabilidad. Si la responsabilidad desaparece, junto con ella desaparece el temor de Dios.

Comprender cómo Dios nos creó y con qué propósito nos ayuda en esta Tierra a interpretar la vida correctamente sin cuestionar la bondad del Señor, cada vez que enfrentamos un problema.

Puede ser que para algunos este sea un gigante imposible de derribar; una prueba insuperable. Pero no es así. Todos los “ismos”, ya sea el socialismo, el comunismo, el hinduismo, el budismo y demás,, se acobardan a la hora de hacerle frente al verdadero Evangelio, de pureza y poder. Vívalo como Jesús lo hizo, dígalo como Él lo dijo y demuéstrelo como Él lo demostró. Cuando las personas puedan probar y ver la autenticidad del Evangelio del Reino, abandonarán todo lo que sea inferior a eso.