Dios es buenoMuestra

ALCANZA TUS SUEÑOS

Todos necesitamos mentores o modelos que nos enseñen a manejarnos en la vida. Es mucho más rápido aprender de alguien con más experiencia que nosotros. La Biblia lo llama a esto ser discípulo, que significa ‘aprendiz’. Aunque el concepto de discipulado entra en este punto, ser de ejemplo es mucho más que eso. Es más acerca de quienes somos por haber descubierto al Dios bueno, y no tanto de lo que podemos hacer porque hemos desarrollado una habilidad espiritual. Como Él es un Padre bueno y perfecto, mis sueños tienen que ser acordes a esta realidad: acordes a su naturaleza y a sus promesas. Jesús presentó el tópico de un buen Dios que da buenos regalos como solo un Padre perfecto podría hacerlo. El Maestro preguntó: “cuánto más” haciendo referencia al Padre que nos da mejores regalos de lo que nosotros podríamos dar. La ilustración nos invita a soñar… a soñar como niños.

Es una lástima que nuestro sistema educativo mate la habilidad que los niños tienen de soñar, intentando hacer que sean más obedientes. Muchos padres suelen contribuir a esta enfermedad del alma intentando proteger a sus hijos de la desilusión. Piensan: “¿Cuántos presidentes de nuestro país puede haber?”, o “Hay muy pocos astronautas en el mundo. No hay muchas probabilidades de que mi hijo sea uno de ellos” o “Muy pocos deportistas llegan a ser profesionales”. Para muchos, el miedo a la desilusión es peor que la desilusión misma. Y, sin embargo, un intento fallido es mucho mejor que nunca haberlo intentado. Soñar ejercita el músculo del ser interior, y tarde o temprano habrá valido la pena.

Tenemos que convertirnos en un pueblo al que Dios le encante cumplirle los sueños. La bendición del favor del Señor sobre nosotros tiene que mostrar su naturaleza a tal punto que hasta las naciones se sentirán atraídas a Él. La revelación de la naturaleza de Dios (su bondad) atrae a las naciones a Él. Pero su naturaleza se ve reflejada en la bendición que les da a sus hijos. Creo que la bendición del Señor sobre nosotros tiene relación con que Él cumple los sueños de nuestro corazón. Estos siempre revelarán nuestra expresión única y personal de sus propósitos cumpliéndose en y a través de nosotros. Para Dios, esta hermosa manifestación —la de ser colaboradores y soñar sus sueños— no es una amenaza. Él siente lo mismo que nosotros como padres al ver a nuestros hijos alcanzar sus sueños y propósito en la vida. De hecho, podríamos decir que alcanzar nuestros sueños es el cumplimiento del sueño del Señor: un Pueblo semejante a su Hijo en carácter, estilo de vida y corazón.

Suelo decirles a las personas que si supieran para qué los creó Él, ¡no querrían ser nadie más! Este es su deseo para las personas. La religión, que es forma sin poder, hace lo opuesto. Mata, asfixia y controla. Por eso descubrir la bondad del Señor debe ser una innovación incontenible para nosotros, para que nuestra influencia en este mundo no esté solo basada en ideales, conceptos o principios. En cambio, tiene que estar basada en una vida de libertad privilegiada.