Dios es buenoMuestra

VIVE EN LA LIBERTAD DE LA VERDAD

Como Dios es aún mejor que lo que yo pienso, debo ajustar mi pensamiento y la sensibilidad de mi corazón hasta vivir consciente tanto de su naturaleza como de su presencia. Esa consciencia luego se convierte en la realidad que vivo. Su naturaleza define quien soy y lo que hago. Esta gran realidad tiene que convertirse en mi hogar espiritual, emocional e intelectual. 

Él desea revelarse a quienes estén listos para adoptar lo que descubren. En muchos casos, nuestro sí antecede el poder ver más de Dios. Nuestro sí es la invitación para tener más de Él. Una revelación de la verdad conlleva la responsabilidad respecto a esta. Casi nunca los curiosos reciben una revelación. Nunca el Señor va a revelarle a alguien una verdad simplemente para hacer que esa persona sea más inteligente o capaz a la hora de debatir con aquellos que tienen un punto de vista diferente. Por naturaleza, la verdad es el poder transformador de Dios que infunde libertad en la vida de aquellos que la reciben. Podríamos decir que el grado de libertad en la vida de una persona depende de cuánta verdad decida aceptar de corazón. Es más que un acuerdo mental con un concepto al que llamamos verdad. Es un sí sincero a un estilo de vida. Este estilo se convierte en algo mensurable en la forma de vivir nuestra libertad.

Las mentiras tienen un precio muy alto, ya que roban la vida de aquellos que las abrazan. Lamentablemente, si yo creo una mentira, le estoy dando poder a quien la dijo. El diablo es el enemigo de nuestras almas. Él trabaja para hacernos tropezar con mentiras, intimidación, acusación y seducción. Su propósito es que nos cuestionemos quién es Dios en realidad. 

Albergar una mentira puede traer consecuencias a nuestra vida: a nuestro espíritu, alma y cuerpo. Es un veneno que trabaja en nuestro ser y destruye nuestra identidad y propósito. El diablo miente acerca de la verdadera identidad de Dios y la nuestra. Todo se trata acerca de la identidad. Por una rebelión, Satanás perdió su lugar de identidad con el Señor por la eternidad. Y ahora intenta hacer lo mismo con la única parte de la creación que fue hecha a imagen de Dios.

No puedo permitirme pensar algo acerca de mí que Él no piense. Pensar independientemente del Señor no es libertad. De hecho, pensar fuera del propósito y diseño del mayor genio creativo que jamás pudiera existir es la peor atadura que podríamos tener. El gran desafío comienza cuando nos damos cuenta de que Aquel que no es deudor de nadie nos ha hecho copartícipes de cuidar de todo lo que ha creado a través de una privilegiada relación en la que podemos descubrir su corazón. Como resultado, el mejor regalo que podemos hacernos es buscar que nuestras vidas trabajen en conjunto con su bondad. Estar anclado a ella es la ilustración de libertad más hermosa que pudiera existir.