Vivamos con dignidadMuestra

¿Qué debe prevalecer?

Entonces por vernos muy modernos, por aceptar una filosofía de la cultura moderna, se dice ya no hay dos sexos, hay más de 40 «sexos». Por la gran idea de alguien que piensa que la gente no debe vivir conforme a lo que es, sino de acuerdo a lo que sus sentimientos le dicen que es. Pero nació varón, su sexo es de varón, sin embargo piensa y se siente como mujer. ¡Ah! Entonces que viva como mujer. De un día a otro, lo que era una enfermedad sicológica, el homosexualismo, se transformó en una decisión personal aceptada y respaldada socialmente por personalidades artísticas reconocidas. Si un hombre elige casarse con un hombre y la sociedad dice que eso es correcto, entonces, ¿por qué no dejar que haga lo que desea? O si siente que debe casarse con un menor de edad, entonces que lo haga, dicen algunos. Hay países en la actualidad cuya legislación aprueba el matrimonio con niños.  La filosofía de este siglo, es que el hombre tiene la libertad de hacer lo que siente si lo hace feliz, y no por lo que es correcto. Los hijos de Dios, nos movemos por la verdad, no por los sentimientos, los sentimientos son engañosos. 

Cuando damos cabida a Cristo en nuestra vida, comienza a producir en nosotros el que queramos hacer bien las cosas, como el que las hagamos bien. Produce en nosotros los verdaderos y buenos sentimientos, así como el poder para hacerlo. Produce una nueva mentalidad correcta, la mente de Cristo, para que ahora pensemos con cordura y que las acciones de nuestra vida estén de acuerdo con los valores de Dios y que eso produzca alegría. 

Nuestra lucha es contra formas de pensar, contra maneras de operar de la gente en la mente, contra ideas «modernas», contra filosofías. Tenemos la autoridad y los argumentos, para destruir esas cosas que se convierten en fortalezas en la gente, que se convierten en formas establecidas en la sociedad. Podemos destruir los pensamientos altivos, las especulaciones que se levantan contra el conocimiento de Dios. 

La iglesia, posee la sabiduría de Dios para enseñar la manera correcta de vivir. Cuando nos reunimos, estamos preparando a la gente para una vida abundante, para que caminen de manera victoriosa, para que su vida se adapte a la vida de la cultura del reino de Dios, para que sus pensamientos sean transformados a los pensamientos de Dios, para que la mente de Cristo pueda penetrar en nuestra mente y que ahora ya no seamos nosotros los que vivimos, sino que sea Cristo el que vive en nosotros. Que llevemos entonces cautivos nuestros pensamientos a la obediencia en Cristo.