Vivamos con dignidadMuestra

Persecución de la iglesia

La iglesia, en los tiempos en que Pablo escribió la carta a los filipenses, vivía en condiciones muy diferentes a las nuestras. Se encontraban bajo el gobierno de Roma. Muchos de los que se convertían a Cristo, pasaban persecución porque ese gobierno demandaba que el César fuera adorado como dios. Una de las cosas que debían declarar, era que el «César es el Señor». Señor, significaba que era la máxima autoridad de la vida. «Kurios», significaba que era dios de quien lo declaraba, implicaba reconocerlo como dios. Por eso había una obediencia ilimitada a sus disposiciones. Si el César quería que una persona muriera, solo porque el César lo declaraba, debía hacerse. Si el César pedía que alguien entregara a su mujer y sus hijas, debía hacerse sin demora ni cuestionamiento.

Cuando los hijos de Dios, se enfrentaban con la situación, donde debían confesar quién era el Señor de sus vidas, tenían un conflicto, porque no podían declarar que César era el Señor, sino «Jeshua es el Kurios», Jesús es el Señor, no el César. El gobierno romano veía como detractores a los seguidores de Cristo porque no reconocían la deidad del César. Pablo les dice a los filipenses que, a pesar de las circunstancias, debían vivir dignamente y enfrentando la situación en fe. Les dice que se comporten como es digno del evangelio de Cristo, que estén firmes en un mismo espíritu. 

El apóstol habla de permanencia y de una postura que se mantiene a pesar de las circunstancias. Cuando un soldado recibe la orden de permanecer firme, no importa si hay sol, o lluvia. No importa si hay viento, ese soldado debe permanecer firme hasta que reciba otra orden. Dios nos ordena que debemos vivir firmes. Es por eso, que en nuestra vida en el espíritu no podemos vivir en novedades, buscando cosas que nos hagan sentir emociones, cambiando una congregación por otra, solamente por cómo nos sentimos. Firmeza en el espíritu, es contrario a moverse por el sentir. Muchas personas permiten que los gobierne el «sentir». 

Los sentimientos no son malos, Dios nos dio un alma y parte de esa alma, son los sentimientos que tenemos. Pero el problema está cuando en nuestra vida tomamos decisiones basadas en lo que sentimos. En otras palabras, reacciono porque me hirieron, o me hablaron mal, o me cerraron en el tráfico, o no me dieron el paso, cuando no hubo lo que esperaba en la tienda, o cuando un hijo sacó una mala calificación en una materia. Pero Dios dice, ama a tus enemigos, no dice reacciona contra tus enemigos.

Si deseas profundizar este tema, te invitamos a ver el sermón en este enlace de Vimeo https://vimeo.com/229709915 o en YouTube https://www.youtube.com/watch?v=9QkHH9AaT4E&t=61s