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Las naciones como herencia de Cristo

DÍA 6 DE 6

El reino de Dios y la iglesia


El reino de Dios y la iglesia son inseparables, pues a ésta, Dios le ha prometido dar su reino. La iglesia recibe el reino de Dios. La iglesia es el pueblo escogido que restaurará el reino davídico en la tierra. El reino está conformado por hombres santos, judíos y gentiles, convertidos por el evangelio de Cristo. A estos santos, de todas las épocas, podemos llamarlos: «La iglesia de Dios», «El cuerpo de Cristo», «La esposa», «Los elegidos», etc. La iglesia es la heredera del reino. 


Por otro lado, parece evidente que nuestro Señor consideraba, que alguna forma de asociación y organización de carácter comunitario, era esencial para la mejor promoción del reino. A lo largo de la historia de la iglesia cristiana, los teólogos de la iglesia han insistido en la íntima relación entre la iglesia y el reino. Pero, evidentemente, hay diferencias entre ellos con respecto a la naturaleza y a los alcances de esta relación. 


En la medida que la iglesia está verdaderamente sometida al gobierno divino, puede decirse, que expresa el reino de Dios. Pero el orden divino nunca logra realizarse del todo en este orden humano finito; por eso la iglesia del Señor espera la consumación final, cuando Dios perfeccione esa fraternidad humana centrada en Cristo. Entonces se podrá decir con plena seguridad que el reino de Dios habrá venido plenamente.


Para comprender, pues, lo que es la iglesia, es necesario haber comprendido previamente lo que es el reino de Dios. La iglesia tiene que acomodarse al reino de Dios y hacerlo presente entre los hombres. Por lo tanto, la iglesia es lo que tiene que ser en la medida en que ella misma vive la realidad del reino y así lo hace presente en el mundo y en la sociedad. Y, por el contrario, una iglesia que no viva el reino de Dios no puede ser la verdadera iglesia que Jesús quiso. 


El verdadero asunto es preguntarnos, ¿somos capaces de darnos cuenta de la presencia del reino? Dios no nos necesita tanto para establecer el reino porque esto lo hizo Cristo el Rey, sino para expresar su presencia entre nosotros y extenderlo entre los hombres, entre las naciones. Si somos acariciados por el reino, seremos capaces de discernir su presencia en nuestras experiencias diarias, podremos percibir dicha presencia, mostrarla y dar testimonio en medio de la vida de las personas, hasta el último rincón del mundo.  

Día 5

Acerca de este Plan

Las naciones como herencia de Cristo

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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com

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