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Las naciones como herencia de CristoMuestra

Las naciones como herencia de Cristo

DÍA 5 DE 6

La iglesia y el reino 


A la luz de las Escrituras, se nos enseña que lo espiritual afecta lo natural, y que nuestra fe en Dios es reflejada en nuestra relación con los demás asuntos de la vida. El profeta Isaías lo puntualiza de la siguiente manera: «¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas el desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?» 


En el pasaje anterior, el profeta condena una práctica religiosa que opera solo en la esfera privada del creyente, sin ninguna relación con la necesidad de justicia social del ambiente que les rodeaba. Es evidente que una mente secularizada crea una manera de pensar y actuar que rechaza el confrontamiento directo con los sistemas del mundo, y con toda manifestación de la maldad en las comunidades y ciudades, donde las iglesias están enclavadas; finalmente, ésto lleva a un aislamiento progresivo de sus implicaciones de la fe.


La tensión se genera al ver la iglesia y el reino de forma idéntica, pero el reino es más extenso que la propia iglesia y está presente también fuera de los confines de la misma; sin embargo, es imposible hacer evidente su realidad manifiesta y extensiva sin la presencia y participación de la iglesia.


Decir iglesia, no es lo mismo que decir reino de Dios. No son dos realidades exactamente iguales, pero están íntimamente ligadas entre sí, pues, la iglesia tiene que anunciar y hacer presente el reino de Dios entre los hombres. La iglesia constituye en la tierra el principio del reino. Este reino, sin ser una realidad desligable de la iglesia, trasciende sus límites visibles, porque se da dondequiera que Dios esté reinando, mediante su gracia y su amor. 


Agustín de Hipona, creía que el reino de Dios era la iglesia militante. La tardanza de un reino literal, hizo que ese ideal se viera reflejado en una sociedad, que llegó a conocerse con el nombre de «iglesia». E. F. Scott, en su obra, «El reino de Dios en el Nuevo Testamento», dice: «Jesús había proclamado el reino, pero en su lugar se levantó la iglesia». Lo que Jesús realmente hacía, era buscar un nuevo pueblo a quien se le daría el reino.

Escrituras

Día 4Día 6

Acerca de este Plan

Las naciones como herencia de Cristo

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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com

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