Las naciones como herencia de CristoMuestra

Estrategia contemporánea

Se hace necesario elaborar una estrategia contemporánea por medio de una perspectiva adecuada del pasado, la historia; del presente, nuestra cultura; y de la eternidad, la Palabra. Hacer menos que eso resultará en un caso agudo de miopía eclesiástica y una visión opaca de la sociedad. 

La responsabilidad social implica una perspectiva de la relación entre las Escrituras y la historia mundial, entre lo absoluto y lo relativo, entre lo eterno y lo temporal. Cuando no se han mantenido estas relaciones en una perspectiva correcta el resultado en numerosos casos ha sido una exégesis mala y el surgimiento de las tensiones mencionadas ya. 

Una causa de la involucración social ineficaz es la teología inadecuada del pecado, la iglesia y la escatología. Una solución para nuestro dilema es la integración del evangelismo con una inquietud social. ¿Para qué rechazar la acción por la contemplación? Ambas perspectivas son importantes e interdependientes. 

Lo secular y lo sagrado 

La división artificial entre el mundo físico y el mundo espiritual, ha circundado las mentes de muchos creyentes a lo largo de los siglos. Lo que esta división trae consigo, es una clase de pensamiento en el que se ve a Dios como únicamente interesado en lo que se denomina «espiritual», y sin ningún interés en cualquier otro aspecto de la vida. 

Este concepto lleva a la enfermedad de la sectorización, donde el creyente tiene sus mundos privados, uno para la familia, otro para el trabajo y otro para la iglesia, y Dios tiene su lugar sólo en el último, cuando quede tiempo y las circunstancias lo permitan. 

Es por eso, que muchos creyentes van religiosamente al culto del domingo, pero su vivencia de fe está divorciada del resto de actividades durante la semana. Ellos consideran que su trabajo, negocios y demás asuntos de la vida son seculares y no son una tarea espiritual, olvidando que en el reino de Dios, lo sagrado y lo secular no existe, porque para el Señor toda nuestra vida es sagrada y tiene en lo espiritual la fuente primaria. 

Este es el criterio de la religión, con sus prácticas y ritos esclavizantes, que nos privan de una espiritualidad dinámica y por lo tanto, la influencia de los creyentes no tiene ningún efecto contra la maldad que nos rodea.