Dios De Oportunidades: Un Devocional De 7 Días De Evan CraftMuestra

La vergüenza es una carga muy pesada en nuestras vidas. Se pega al alma y nos recuerda de nuestros fracasos. Es el residuo del pecado que es imposible lavar sin el poder redentor de Cristo Jesús. Juan 8 nos cuenta la historia de los fariseos confrontando a Jesús. Eran expertos de la ley, e intentaban usar una mujer adúltera como trampa para Jesús. Habían expuesto el pecado de la mujer, mostraron su vergüenza al pueblo y estaban a punto de apedrearla por sus acciones. Es una escena dramática que normalmente terminaría en tragedia. Pero Jesús estaba allí, y cambia todo. Él no la defendió con argumentos como si fuera un tribunal, ni usó violencia para correr a los acusadores. Él simplemente empieza escribir en la tierra. Nadie sabe exactamente lo que escribió, pero sea lo que sea, fue suficiente para parar en seco a los fariseos. Jesús les dice. “El que nunca ha pecado, que tire la primera piedra". Poco a poco, todos se fueron. Jesús pregunta a la mujer: “¿Dónde están tus acusadores?”, pero todos se habían ido.

Esa mujer no tenía esperanza. Ella cruzó límites que no se podían redimir por su propia fuerza. Su pecado y vergüenza le había condenado a la muerte sin defensa. Hasta que Jesús llegó. En realidad, todos somos destinados a un futuro parecido sin Él. Seremos juzgados por Dios y no tenemos defensa propia por nuestra iniquidad. Pero Jesús nos defiende usando su sangre perfecta, su muerte que pagó nuestro precio. Por sus llagas somos sanados.

Para mí, eso se siente como ser liberado de la condena a la muerte. Todo en contra de uno mismo y un amigo toma el lugar. Dios nos ofrece una vida nueva, un nuevo día, y una nueva oportunidad de darle gloria.