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LA REFLEXIÓN

Que bueno es saber que nuestro Dios tiene sus ojos posados sobre nosotros y además nos oye, ¿o no?

Para responder esta pregunta, debemos inevitablemente pensar en qué es lo que ve Jesús cuando nos observa y qué oye cuando nos escucha. La clave aquí es ser hallados justos… ¿Y de dónde viene nuestra justicia? Muchos se autoevalúan y se sienten justificados delante de Dios por sus propias acciones. Sin embargo, la Biblia enseña que nuestra justificación, viene de Jesús. Así lo enseña Romanos 5.

Por otro lado, ¿quién podrá pararse delante de Dios y calificar en todo? Creer que eso es posible, es estar enfermo de vanidad y egocentrismo. Por el contrario, aunque tratamos con todas nuestras fuerzas de agradar a Dios, nos sabemos imperfectos y necesitados de continuo perdón, así que vamos delante del trono de la Gracia, para hallar socorro. Nos reconocemos con faltantes, nos humillamos delante de Dios y pedimos Su perdón. Es esta actitud, la que provoca que nos llamen “justos” lo cual no es por nuestras obras, sino por aceptar las de Jesús.

LA PROMESA

¡Qué bueno es saber en este día que aquello que era imposible para los hombre, Dios lo hizo posible por Jesucristo! Parado así, como justo a causa del perdón de Dios y la decisión de agradarle a Él, es que en este día disfruto de la mirada de Dios y no la sufro, e invito a Dios a participar de mis conversaciones. Sus ojos están mirando mi vida y sus oídos prestos a responderme.

LA ORACIÓN

Gracias Señor Jesucristo por Tu gran amor expresado en la cruz dando la vida por mí, para que yo pueda ser libre de cargas y cadenas que ataban nuestras vidas. Declaramos en este día nuestro compromiso y entrega a Ti y damos gracias por Tu cercanía.