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LA REFLEXIÓN

El profeta Isaías, le habla a un pueblo inmerso en dificultades. Le toca enfrentar una época de estrechez económica, la violencia está a la vuelta de la esquina y la amenaza de una invasión, flota en el ambiente. Aun la gente más creyente, se había llenado de temor, preocupaciones y ansiedad, como consecuencia de tantos malos augurios que flotaban en el ambiente. El profeta se para en la plaza, toca su corneta para avisar que está por declarar una palabra de Dios y cuando capta la atención de su todos, les recuerda que son propiedad de Dios y Dios los cuidará (¡¡¡no dejes de leer todo el capítulo de Isaías 43!!!!).

No se si conoces la experiencia de la prueba profunda. Hablo de esos momentos que a veces llegan a la vida de algunos, donde todo parece ponerse patas arriba. No son agradables.

Uno como cristiano, sabe que las pruebas forman el carácter y enseñan cosas sumamente valiosas, pero de eso te das cuenta a la salida, cuando estás en medio del asunto, a veces es difícil.

Por eso escribió Isaías, para recordarnos, que ni aun inundaciones o fuego, pueden socavar nuestra vida y vencernos. En algún momento tocan días de prueba, no los elegimos e igual llegan. No los llamamos e igual vienen. Lo que sí elijo es como los enfrentaré. Elijo a Cristo.

Si me tomo de la mano de Cristo, no voy a caer.

LA PROMESA

Frente a cualquier escenario que me toque enfrentar por más difícil que sea, mi Dios me sostendrá.

LA ORACIÓN

Señor Jesucristo, gracias que siempre estás conmigo. Gracias que Tu mano me sostiene, es por eso, por Tu mano sobre mi vida, es que declaro y aún canto: “No voy a Caer".