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El Plan De Dios Para Transformar NacionesMuestra

El Plan De Dios Para Transformar Naciones

DÍA 4 DE 8




Lo espiritual y eterno, dominan a lo terrenal y temporal.

En este descubrimiento por la fe, cuando Cristo habita en nuestros corazones, ingresamos en el conocimiento del Padre (Efesios 3.16). Ahora lo infinito, lo celestial, lo eterno, dominan lo temporal, lo terrenal y lo humano. Nuestras vidas, espacio y tiempo cobran otra dimensión. Así, cuando cambia la conciencia de nuestra naturaleza, también cambian nuestros intereses que motivan nuestras expectativas y acciones.

Toda la Palabra expresada en la Biblia da testimonio de esta realidad. Particularmente, Hebreos 11 evidencia esta interacción entre la realidad del reino eterno operando en este mundo a través de mujeres y hombres de fe y obediencia. La expresión de esta fe, y este evangelio, excede la medida exclusiva de la manifestación de los milagros. En la madurez de “este” entendimiento, la actitud y naturaleza del hombre nacido de nuevo, no es ya dependiente de milagros para nuestro propio beneficio o bienestar, donde nosotros pedimos, Dios responde, y nosotros recibimos, sino que nuestra perspectiva es modificada. En la madurez espiritual y racional de esta realidad, la súper eminente grandeza del poder Dios opera en lo que ÉL nos solicita y encarga, nosotros respondemos en obediencia, y Dios recibe de nuestras vidas en sacrificio vivo, santo y agradable, para la colaboración corporativa en la implementación de los planes y propósitos de Cristo (Romanos 12. 1-3).

Lo real y esperable en el Reino de Dios es absolutamente distinto, y en términos generales opuesto, a lo real y esperable en el reino mundano. La mente humana y carnal es opuesta y diametralmente distinta a la mente de Cristo. Por eso nuestra mente debe ser absorbida por la mente de Cristo. El proceso de “Metanoia” (cambio de mente), opera en una transformación de nuestro ser mediante la renovación de nuestra manera de pensar. Nuestros pensamientos, nuestra alma, nuestro raciocinio hechos de nuevo por la sabiduría de Dios ( 1 Corintios 2.14-16).

A la Iglesia se le ordena e insta a vivir en el Espíritu, en oposición a la carne. Dado que los deseos de la carne son enemistad con Dios. La carne no se somete al Espíritu, y tampoco puede (Romanos 8.7). Los designios de la carne son contra el Espíritu, y los del Espíritu son contra la carne, y se oponen entre sí (Gálatas 5.16). No conviven. No poseen ni un ápice de comunión. El mundo y sus afanes, los deseos de los ojos, los deseos de la carne, la vanagloria de la vida son expresiones del viejo hombre en la carne (1 Juan 2.15). El hombre nuevo, nacido de Dios vive en oposición a estas expresiones de la carne. No importa cuánto tiempo de creyente posea un individuo, si es pastor, apóstol, profeta o líder de la iglesia, si ha desarrollado amplios estudios teológicos, o si posee evidentes dones para hacer milagros, cantar alabanzas o predicar el evangelio. Cada día, cada uno de nosotros, debemos negarnos a nosotros mismos, y tomar la cruz de Cristo (Mateo 16.24-26). Morir. Despojarnos. Humillarnos, y hacernos, al igual que Cristo (Filipenses 2.5), obedientes hasta esa muerte de cruz diaria, cotidiana, permanente, hasta que Cristo regrese o seamos llamados a dejar este mundo. En esta acción, opera la voluntad humana rendida a Cristo, junto con la súper eminente grandeza del poder de Dios, a través del espíritu santo. Y este proceso crea y genera la formación de Cristo en la vida del nuevo hombre nacido de Dios. Es un proceso de madurez espiritual. Representa el aumento de Cristo en cada hijo de Dios.

ORACION. Cristo nuestro corazón no sólo desea ser tu habitación. Anhelamos que toda nuestra naturaleza sea absorbida por tu esencia espiritual y eterna. Sentados contigo en los lugares celestiales somos transformados a tu imagen por el espíritu. Vemos tu gloria. Y nuestro interés ahora ya no es nuestro, es tuyo. Deseamos reflejar tu gloria en fe y obediencia. Y poner bajo el dominio de tus pies todo lo terrenal y todo lo temporal. Venga a nosotros Tu reino, y hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Amén.

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

El Plan De Dios Para Transformar Naciones

El plan eterno de Dios es que Cristo sea manifestado en todo. Y que todas las cosas sean reconciliadas con Él. Tomando la forma original con que fueron creadas. Esto es una REFORMA. Y la Iglesia existe para cumplir ese m...

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Nos gustaría agradecer a Gastón Bruno por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.efop.com.ar/web/

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