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Caer y morir como la semillaMuestra

Caer y morir como la semilla

DÍA 6 DE 7

¿Qué tanto dominio tienes?

Cuando dejas que te controle tu carne y empieza a tener más protagonismo que tu espíritu, evidentemente la cosecha que se producirá serán las consecuencias de alimentarla. Vivir bajo el dominio de la carne no es nada provechoso; el control que le des te llevará a sufrir de una forma muy diferente a cómo debe sufrir tu carne para ser más como Jesús.

Son dos sufrimientos muy diferentes. El que produce la carne te lleva a la destrucción, mientras que el sufrimiento que debes padecer para matar tu carne, trae consigo vida, luz, esperanza y gozo; porque es la vida y la esencia misma de Jesús produciéndose en ti.

Mientras más dominio le permitas ejercer a tu carne, menos posibilidad tendrás de fluir para nuestro Padre, en Su poder, Sus propósitos y voluntad. ¿Qué tanto dominio tienes? Si fluyes más en la carne que en el espíritu, hay problemas; o mirémoslo mejor como una oportunidad: la oportunidad para matar tu carne y dar lugar al dominio que el Espíritu de Dios ejerce sobre tu espíritu. Así, podrás controlar y dominar tu carne, en lugar de que ella sea la que te domine a ti.

Te preguntarás "¿Cómo lo hago?". Rindiéndote a los pies de Jesús. Póstrate en Su presencia y sométete a Él para que, así mismo, te sometas al Padre, en total rendición y obediencia a Su voluntad. Aquí hago una aclaración: rendidos a los pies de Jesús no es una expresión o un ritual religioso carente de valor. Si realmente has comprendido lo que estoy queriendo decir, entenderás que solamente podríamos estar a los pies de Jesús cuando tiramos nuestra carne en total sometimiento y rendición a Él, cuando caídos en el suelo, acostados en reverencia a Él, como lamiendo Sus pies, rogando por Su dominio reconocemos cuánto le fallamos y cuánto necesitamos el perdón que nos reconcilia con la voluntad que nuestro Padre ha determinado para nosotros como Sus hijos. Cuando empezamos a tomar acción en el espíritu por el poder del Espíritu que mora en nosotros y nos lleva a ejercer autoridad sobre el pecado.

Renunciemos a nuestra carne, quitémosle todo dominio y protagonismo sobre nosotros. Dejemos que sea el Espíritu de Dios el que nos domine por completo y produzca en nuestro espíritu la vida de Jesús, Su esencia, Su naturaleza. Es lo que nos llenará constantemente de gozo, de paz y de luz. Su poder producirá en nosotros los frutos de la identidad de Jesús. Así adoraremos a nuestro Padre como desea que lo hagamos y, de igual forma, podremos impartir, en Su poder, la vida de Jesús a otros a nuestro alrededor. Así como Su sacrificio produjo muchos frutos, produjo vida en muchos; asimismo, Su sacrificio testificado en nosotros por el obrar del Espíritu producirá Su vida en muchos otros. Así sea.

Día 5Día 7

Acerca de este Plan

Caer y morir como la semilla

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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/confiadosenJesucristo

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