Avanza ayunandoMuestra

Poder a través del ayuno

Dios le dijo a Elías que ungiera a Eliseo para que ocupara su lugar. Eliseo estaba detrás de un arado, trabajando en el campo de su padre. Elías echó su manto alrededor de Eliseo, expresando la elección y el llamado de Dios. Durante años, Eliseo sirvió fielmente a Elías.

En Gilgal, Eliseo se separó para servir a Dios. Cuando fue llamado, mató sus bueyes y quemó su arado. No pensaba volver a su pasado. Dios nos llama a apartarnos de nuestros viejos caminos y a separarnos para Él (2 Corintios 6:17-18).

La siguiente parada para Eliseo y Elías fue la ciudad de Betel, un lugar de visitación. Para llegar a ser todo lo que Dios quiere que seas, debes experimentar su visitación. Puede venir a través de un sueño, una visión, una escritura, un mensaje profético, un llamado telefónico o un sermón. No podemos elegir cuándo o cómo nos visita Dios, pero debemos estar abiertos a Su obra sobrenatural en nuestras vidas.

El viaje continuó hacia Jericó. Allí, Elías y la escuela de profetas trataron de disuadir a Eliseo de seguir adelante, pero él perseveró. Nosotros también debemos perseguir las promesas de Dios. Más tarde, Eliseo vería grandes milagros en Jericó al sanar las aguas malditas de la desesperada ciudad, pero la plena realización de su destino estaba al final del camino.

Elías fue al río Jordán y lo golpeó con su manto. Las aguas se separaron y pudieron cruzar en seco. Este fue un momento crítico para Eliseo. Al cruzar el Jordán, dejó atrás su hogar, su pasado y su zona de confort en pos de Dios. Cumplir los propósitos de Dios requiere la crucifixión de nuestra voluntad. Cuando morimos por su causa, vivimos.

El ayuno es una forma en que nuestra carne puede morir a nuestra propia voluntad. Cuando ayunamos, declaramos: «Señor, te quiero a ti. Estoy dispuesto a ser quebrantado para recibir más de tu gracia».

Dios actuó a favor de Eliseo. No solo recibió el poder de Elías, sino que obtuvo una doble porción. El viaje de Eliseo mereció la pena. No lo abandonó, ni se negó a desanimarse. Cruzó el Jordán y entró en su destino.

El viaje de Eliseo para cumplir su vocación es paralelo a la transición del creyente y de la iglesia hacia nuevas dimensiones de eficacia en cada generación. El Espíritu Santo está dispuesto a obrar nuevos milagros a través de la iglesia de hoy. El ayuno nos ayuda a ir más despacio para escuchar la voz de Dios, buscarle y experimentar un salto abismal hacia adelante.

Para saber más sobre este tema o para descargar un extracto de cortesía del libro del Dr. Wilson, Fasting Forward, visita: https://drbillywilsonbooks.com/