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La bendición de orar

DÍA 1 DE 6

La bendición de orar

Jesús buscó el rostro de su Padre en oración en momentos gloriosos y de victoria, y en tiempos de gran angustia. Es muy conocida la escena de Jesús, angustiado en gran manera, postrado ante su Padre en una oración desgarradora. Se acercaba la cruz y Jesús, en su humanidad total y completa, claudicaba; le suplicaba a Dios que, si era posible, no le dejara pasar por la cruenta experiencia de la cruz (Mt. 26:37-39).

Su oración fue intensa. Dios contestó y Jesús llegó a la cruz. Cuánto alivio sentimos cuando vemos a Jesús clamando a Dios de esa manera. Nos conforta saber que no importa qué circunstancias o razones nos lleven al trono de la gracia, siempre recibiremos respuesta del cielo. Y cuando esa respuesta no sea la que esperamos, recibiremos las fuerzas y el consuelo del Dios que hace que todas las cosas obren para bien de los que le aman.

Como hijos, es necesaria nuestra continua comunión con el Señor. No podemos dejar que nada nos robe ese tiempo. Dependemos de Dios en todo, y sin Él nada podemos hacer. Jesús nos dio ejemplo de lo importante y necesario que es orar. Queremos ver personas convertirse a Jesús, queremos ver milagros y sanidades, queremos manifestación de dones, queremos palabra de poder, consejo de Dios, queremos unción y que Dios confirme las obras de nuestras manos; tenemos que orar.

No una oración rutinaria, no una oración con vanas palabrerías, no una oración a veces, si me acuerdo y tengo el tiempo, no una oración sin fe. Tenemos que orar. Si queremos perseverar hasta el fin, tenemos que orar. Orar cuando sentimos el deseo de hacerlo, pero también cuando la carne no está muy entusiasmada de que oremos.

Nuestra oración debe ser con reverencia, humillándonos ante su poderosa mano, rogándole al Padre que nos ayude a orar en el Espíritu. Orar creyendo, dándole a Dios la gloria, siendo sinceros y humildes. Teniendo la certeza que tuvo Jesús cuando dijo: “Padre, gracias te doy por haberme oído, yo sabía que siempre me oyes” (Jn. 11:41-42).

Tomemos las palabras que expresan el deseo del Padre para que su pueblo le busque en oración, y sigamos su consejo para que vivamos en una amorosa y genuina relación con nuestro Dios.

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar” (2 Crón. 7:14-15).




Día 2

Acerca de este Plan

La bendición de orar

Dios nos ha dado y nos da innumerables bendiciones. Una de ellas es la bendición de poder hablar con Él. A pesar de saber cuán importante es ir delante de Dios en oración, es una de las áreas con las que más tenemos que ...

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://facebook.com/GrettchenStage

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