Sopla

A veces, la persona del Espíritu Santo, es de la menos que hablamos o pensamos. El Espíritu Santo, nuestro Consolador, es demasiado importante como para sacarlo de nuestras vidas. Él es la manifestación de Dios dejada en la Tierra. Es quien nos convence de todo lo que hacemos mal y que afirma la identidad que cargamos en nosotros.

Él es ese sello que evidencia que somos hijos de Dios. El que nos consuela y nos da convicción de todo lo que es Dios y quiénes somos en Él. Buscar Su presencia es muy importante, tan importante como adorar a Dios. Pues es nuestra guía en momentos de dificultad, nos enseña en todo momento a andar en rectitud y justicia. Nos traza el camino y nos dirige al Padre.

Su importancia es tal, que Él es el poder que recibimos por parte de Dios. Un poder para proclamar al Padre con convicción y sin temor de lo que pueda suceder. Nos da libertad, fuerza y gozo. Conocerlo es clave en nuestra asignación de hijos para cumplir con las encomiendas que nos fueron asignadas y sobretodo para cumplir nuestro destino de adorarle.

Sin el Espíritu Santo nuestra adoración estaría incompleta, pues Su Palabra dice que Dios es Espíritu, y que es necesario que le adoremos en espíritu y verdad. Sin su presencia en nuestras vidas, sería imposible conocer a Dios y por ende. adorarle, ya que no podemos adorar lo que no conocemos.

¡Gracias Espíritu Santo porque podemos contar contigo en todo momento, porque nos revelas al Padre y su corazón y por amarnos tanto!

Oración:
Padre amado, me acerco a Ti. Sabiendo que eres un Dios que levanta, restaura y das vida. Espíritu Santo, dame de Tu aliento, cuando sienta desfallecer, dame de Tus fuerzas cuando me sienta débil. Sobretodo, haz lo que tengas que hacer en mí, aunque me duela, aunque me cueste. Sé que Tu voluntad es mejor que la mía. Sopla con Tu fuego y aparta de mí todo lo que no es. Quiero cargar Tu presencia manifestada, y ser una buena representación Tuya en la tierra. Espíritu te anhelo y quiero más de Ti. Amén.