Fe Muestra

Apruebe la prueba por fe 

Los creyentes en Cristo también pueden experimentar el amor de Dios luego de atravesar la prueba de la fe. Dios quiere bendecirnos. Pero Dios no nos bendice sin que hayamos atravesado por el túnel de la fe. La fe del santo está destinada a atravesar una prueba. Así como una vasija es expuesta al fuego del horno, la fe del creyente se fortalece por medio de la prueba. 

Para poder aprobar la prueba con éxito, es necesario entender el concepto de la fe. Hebreos 11:1 dice: “La fe es la certeza de lo que se espera, la evidencia de lo que no se ve”. Aquí la palabra “certeza” en el idioma original en griego dice: “huipostasis”, que viene a ser la unión del prefijo “huipo” que significa “abajo”, y el sufijo “histemi” que quiere decir “apoyar”. En síntesis, esta palabra significa “base” o “fundamento”. Hacemos constante uso de las bases en nuestras vidas, desde la base de una planta hasta la base de un adorno. En caso de que la base no sea firme, fallará en sostener la sustancia, y terminará cayendo al piso, echándose a perder por completo. Por tanto, aquel que fabrica la base tiene que probar si la misma es fuerte, sólida y estable, y luego pone algo que sea apta para ese fundamento. Lo mismo ocurre con la fe del creyente. Dios prueba si la base del creyente es sólida o no. El propósito de esta prueba es para comprobar si esa persona puede contener la gracia divina. Si bien hemos tomado una decisión de fe, esto no quiere decir que no pecaremos delante de Dios, porque no sabemos cuándo ha de cambiar nuestro corazón. Por esta razón, antes de usarnos, Dios siempre prueba nuestra fe. Dios prueba la base de la fe, y si aprobamos exitosamente el examen, obra según la magnitud de esa fe. 

Por lo general, alguien que dice con murmuración y queja: “¿Por qué tengo que pasar por esta adversidad?” se trata de una persona con una fe inmadura. Esta clase de personas no pueden contar con el favor de Dios. Si a pesar de las pruebas, el creyente ora confiando que Dios revolverá todos los problemas, Dios aprueba esa fe, y le otorga su favor en el tiempo de Dios. Josué, quien fue llamado como sucesor de Moisés, aprobó la prueba del reino de los cielos. Josué, el nuevo líder del pueblo de Israel, guio a su pueblo hacia la tierra de Canaán. La primera prueba consistía en cruzar el río Jordán, y Dios le había dicho que los sacerdotes debían cruzar primeramente con el arca encima. El nivel del río había subido hasta la cuesta, porque era tiempo de siega. Todo Israel se acercó a la orilla bajo el mando de Josué. Quizás los sacerdotes y el pueblo de Israel se hayan espantado al ver el desborde del río. Se hallaban entre la vida y la muerte. Existía la posibilidad de que fueran sepultados en el río Jordán. No obstante, Josué tomó una decisión de fe junto a su pueblo. Los sacerdotes que cargaban el arca entraron primero. Y aconteció que cuando los sacerdotes pisaron el río, las aguas que venían de arriba se detuvieron. Las Escrituras dicen: “Pues como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:26). Si alguien dice tener fe, entonces debe obrar por fe. 

Luego de haber cruzado milagrosamente el río Jordán, el pueblo de Israel arribó a la ciudad de Jericó. Dios le dijo a Josué: “¡Pero el Señor le dijo a Josué: He entregado en tus manos a Jericó, y a su rey con sus guerreros! Tú y tus soldados marcharán una vez alrededor de la ciudad; así lo harán durante seis días. Siete sacerdotes llevaran trompetas hechas de cuernos de carneros, y marcharán frente al arca. El séptimo día ustedes marcharán siete veces alrededor de la ciudad, mientras los sacerdotes tocan las trompetas. Cuando todos escuchen el toque de guerra, el pueblo deberá gritar a voz en cuello. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán, y cada uno entrará sin impedimento” (Josué 6:2-5). Josué y el pueblo de Israel obedecieron a Dios. En una demostración de fe, dieron vueltas alrededor de la torre, confiando en la Palabra de Dios. Luego de 6 días, ni siquiera una piedra había sido removida de su lugar. No había evidencia alguna. Sin embargo, cuando los sacerdotes hicieron sonar las trompetas y todo el pueblo dio un grito fuerte, la torre de Jericó fue derrumbada. Este es un buen ejemplo de cómo Dios responde en una prueba mediante la fe. ¿Por qué razón Dios no hizo que Israel diera una sola vuelta en un solo día y que Jericó sea derrumbado, sino que esperó que Israel diera 13 vueltas en un plazo de 7 días consecutivos? La respuesta es simple: la prueba. Sin fe, Josué y todo Israel hubiera dado por vencido al ver que nada ocurría. Sin embargo, ellos alcanzaron la respuesta de Dios, porque avanzaron por fe, aunque sus ojos no veían cosa alguna, sus oídos no oían cosa alguna, y sus manos no palpaban evidencia alguna. Solo aquel que cree y avanza hasta el final, a pesar de no ver una evidencia inmediata, logrará ver a su Jericó derrumbarse.