Fe Muestra

La condición de fe que nos brinda felicidad

Hay un refrán de origen español que dice: “Si has perdido dinero, has perdido algo grande. Si has perdido un amigo, has perdido algo más grande. Pero si has perdido fe, has perdido todo”. ¿Qué significa esto? Esto significa que la fe es la fuente de la vida del hombre. Dios dijo: “el justo por la fe vivirá”. Esto significa que la voluntad de Dios es que vivamos por fe. La fe nos ayuda a comprender que el mundo de Dios no se encuentra lejos, sino cerca, a tal grado que podemos sentirlo en la vida cotidiana. La fe nos incentiva a proyectar nuestras vidas limitadas hacia el mundo ilimitado de Dios. Entonces, ¿cuál es el camino para vivir por fe? 

Aliméntese del pan de los cielos 

El hombre de fe se alimenta del pan de los cielos. D. L. Moody, aquel famoso evangelista, dijo: “Frecuentemente, oraba a Dios pidiendo que me diera fe. Y esperaba que la fe cayera del cielo. Pero la fe no llegaba. Un día, mis ojos se detuvieron en una cita bíblica. La fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la Palabra de Cristo (Romanos 10:17). No tardé en darme cuenta que inútilmente le estaba pidiendo a Dios fe, sin leer la Biblia. A partir de ese momento, comencé a estudiar la Biblia, y sentí que la fe se incrementaba a medida que la Palabra se implantaba en mi corazón”. Así como lo declara Moody, el fundamento de nuestra fe es la Palabra de Dios. Nuestra fe se alimenta del pan de los cielos. 

Los grandes personajes de la fe que aparecen en la Biblia también se alimentaron del pan de los cielos. El hombre de fe toma como parámetro de su vida la Palabra de Dios, y vive de acuerdo a ella. La Palabra es la materia de la fe. Jesús dijo que el hombre no vivirá por el pan solamente, sino por toda la Palabra que sale de la boca de Dios. Juan 1:1 dice: “En el principio ya existía en Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”. Es decir, vivir por la Palabra de Dios no es otra cosa que vivir por Dios. Vivir por la Palabra significa vivir por Dios, por su poder y gracia, y no mediante el esfuerzo humano. 

Decida creer 

El hombre de fe debe decidir en cada momento la fe que Dios brinda, y tomarlo como algo suyo. La fe es el canal que nos permite arribar a la espiritualidad de la cuarta dimensión y experimentar la presencia y el poder de Dios en nuestras vidas. La fe es una decisión que se toma cuando viene el interrogante: “¿creer o no creer?” De ninguna manera, la fe es un área donde entra en juego la emoción. La razón por la que el Señor reprendió a los discípulos diciendo: “hombres de poca fe”, se debe a que la fe es una cuestión de decisión. La Biblia demuestra que la fe es una decisión. Dios dijo que reparte a cada uno conforme a la medida de fe (ver Romanos 12:3). Cuando Pedro comenzó a caminar sobre el agua, la cuestión era: “¿mirar a Jesús o mirar las circunstancias?” Por esta razón, Jesús reprendió a Pedro, diciendo: “hombre de poca fe”. ¿Por qué? Porque el discípulo había escogido mirar las circunstancias. La fe es una cuestión de decisión, y un área donde se controla por medio del intelecto, y no tanto de la emoción. 

¿Dónde está tu fe? 

Luego de haber calmado la tempestad que estaba azotando la barca, Jesús le preguntó a los discípulos: “¿dónde está tu fe?” Note que Jesús no reprendió a los suyos diciendo que no tenían fe, sino simplemente les preguntó: ¿dónde dejaron su fe? ¿A qué se debe esto? Cuando los discípulos embarcaron junto a Jesús, el Señor les había dicho: pasemos al otro lado del río. Si Jesús lo dijo, entonces, pase lo que pase, y a pesar de la tempestad, la barca tenía que llegar al otro lado del río. La Palabra de Dios permanece para siempre, por más que los cielos y la tierra pasen. El problema reside en que los discípulos se habían olvidado de la promesa divina. 

Asimismo, los cristianos hoy día deben reconocer que viven en un mundo dentro de otro. Los incrédulos viven en la tercera dimensión, y están sujetos al tiempo, espacio y materia, pero nosotros vivimos en el mundo del Espíritu Santo que supera el plano tridimensional. El Espíritu Santo se acerca a nosotros a través de la Palabra, y resuelve nuestros problemas a través de la Palabra. La Biblia no es la palabra del mundo. Tampoco es la palabra de un filósofo, un científico o un religioso. La Biblia es la Palabra de Dios que nos ha sido galardonado del trono divino. 

La aventura de la fe 

El hombre de fe es alguien que puede hacer algo extraordinario e inimaginable para el hombre. Este deporte consiste en subir a una altura considerable, y luego de atarse con una cuerda, saltar al aire. El bungee jump no es nada distinto al salto al vacío, pero cuando uno está por chocar contra la tierra, la cuerda reacciona de tal manera que no se genere ningún accidente. 

La fe es concebir la Palabra en el corazón, atar mi cuerpo a la cuerda de la fe, y dar el salto al vacío. Es decir, implica saltar al abismo. Da temor cuando vemos con nuestros ojos. Da miedo cuando escuchamos el fluir de la corriente de las aguas en el fondo. El viento que sentimos con la piel nos hace espantar. Es normal que las personas ordinarias no se acerquen al borde. Es más, tratan de alejarse de ello. Por el contrario, los creyentes se acercan hasta el borde. ¿Por qué? Porque saben que la Palabra, que es invisible a los ojos, los sostienen. Son conscientes de que a pesar de que se tiren al vacío, la cuerda reaccionará de tal manera que no chocarán contra la tierra, sino que en su debido tiempo, la cuerda los sostendrá. Esta es la razón por la que hacen el “bungee jump” por fe.