EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS

Si bien en su Evangelio, Lucas no pone el mismo énfasis que Mateo en el reino de Dios, su material al respecto es mucho más abundante que el de Marcos. Así, pues, hay cuarenta y tres referencias al reino de Dios en el Evangelio de Lucas.

En el ministerio de Jesús, según Lucas, el reino es la expresión de la autoridad protectora de Dios, que abraza a la totalidad de la vida humana, la arranca del dominio de las tinieblas y la introduce en su reino de luz.

Jesús entendió bien su misión, cuando dijo: «Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado» (4.43). Y al comisionar a los Doce, Lucas escribe: «Los envió a predicar el reino de Dios» (9.2).

Jesús anunció el evangelio del reino de Dios. Pero expresó claramente que su reino no era de este mundo, así que él no estaba en competencia con los reinos terrenales.

Nuestro deber cristiano es mostrar lealtad al Estado, tal como lo hizo Jesús (20.20-26). Somos ciudadanos de dos reinos, pero nuestra primera lealtad es hacia el reino de Dios. Servimos a Dios en este mundo, pero como embajadores del reino de Cristo.

Además, es importante que observemos el reino de Dios en las situaciones de la vida práctica, tanto en la vida terrenal de Jesús como en la responsabilidad de la iglesia como en nuestra experiencia individual.

Los cristianos debemos orar y trabajar para que venga el reino de Dios, y para que la voluntad del Rey sea hecha sobre la tierra. La plena consumación del reino de Dios se realizará cuando vuelva el Señor Jesucristo en el fin de los tiempos.

Si hemos creído en Cristo como Salvador y Señor, somos ciudadanos del reino de Dios. ¿Cómo afecta esta realidad nuestra condición y responsabilidad como ciudadanos de nuestro país?

Es de esperar que un buen ciudadano del reino de Dios también lo sea de su nación.