EL EVANGELIO UNIVERSAL

Lucas fue autor de una obra de dos volúmenes: el primero, el Evangelio; el segundo, el libro de los Hechos de los apóstoles. Su Evangelio es para todos, porque el mensaje que contiene es universal.

De los cuatro Evangelios, Lucas es el más completo y largo. Al igual que Marcos, Lucas escribe básicamente para lectores no judíos, es decir, gentiles. Esto hace que su Evangelio sea el más universal de todos.

Este universalismo corre a lo largo del Evangelio y se lo puede detectar en los relatos de los nacimientos de Juan el Bautista y de Jesús (2.14, 32). Lucas describe a Juan el Bautista mediante las palabras de Isaías, diciendo: «Verá toda carne la salvación de Dios» (3.6).

En su primer sermón (4.14-30), Jesús afirmó que el profeta Elías no había sido enviado a las viudas de Israel, sino a una mujer de Sidón. De igual modo, Eliseo no había sanado a muchos leprosos en Israel, pero sí al general sirio Naamán (vv. 25-27).

Los samaritanos, personas odiadas en extremo por los judíos, también son presentados como un ejemplo para seguir por todos, por su actitud ética y justa (10.25-37; 17.11-19).

La expresión máxima del universalismo del Evangelio se resume en el mandamiento del Jesús resucitado: «Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén» (24.46-47).

Probablemente, Lucas aprendió del apóstol Pablo la perspectiva universalista del evangelio, mientras lo acompañaba en sus viajes misioneros.

Sin duda, todo ser humano, sin distinción, es destinatario del evangelio. ¿Cuán seriamente tomamos en cuenta esto hoy en nuestro testimonio cristiano al mundo?

Muchas veces nuestra proclamación del evangelio se ha dirigido exclusivamente hacia dentro de las comunidades de fe. En ocasiones, los creyentes desarrollamos prejuicios hacia las personas no creyentes y las tratamos como a «gentiles», o a «paganos».

Lucas nos desafía a entender que el evangelio de Cristo es para todos, y que él nos envía a proclamarlo a todas las naciones y pueblos de la tierra.