Por Más Dura Que Sea La PruebaMuestra

"Esperar con diligencia"

Si hay algo que llena de impaciencia al ser humano es "esperar". Nosotros normalmente pretendemos que nuestros anhelos sean suplidos de forma inmediata como si sólo el deseo que tenemos respecto a algo tuviera que producir la respuesta o el resultado anhelado. Sin embargo, no es así de sencillo y menos cuando estamos sometidos a la voluntad y los propósitos del Señor; no se trata de nosotros sino de lo que Él quiera, no es cuándo nosotros digamos sino cuando el Señor lo determine, no es cómo nosotros queremos sino como Dios lo desee. Nuestra vida no es nuestra en realidad, le pertenece a Él y sólo viviremos lo que Él haya determinado que vivamos; no vivimos para nuestros deseos y anhelos sino para los de Él, así que no hay por qué angustiarnos, sea lo que sea que estemos viviendo Él lo ha permitido con un buen propósito.

¿Quién dijo que esperar es fácil? no lo es, menos cuando estamos en medio de la tribulación, cuando sentimos que la tormenta que atravesamos pareciera inundarnos. Queremos ser salvados ya mismo, queremos que nuestras necesidades sean suplidas ya mismo, queremos que lo que estamos afrontando pase ya mismo. Sin embargo, no es ya mismo, si Dios está permitiendo que pasemos por una prueba es porque nos es necesario ser entrenados, capacitados y forjados a través de ella. Así obra Él; sin embargo, todo lo permite con un buen propósito, ten la plena certeza de que todo lo que estamos afrontando traerá victoria, al final, veremos la gloria de Dios.

Esperar no es fácil, sin embargo, si te ocupas en hacer algo productivo mientras esperas, ese "esperar" no será tan tedioso. Esperar no es quedarte de brazos cruzados o quedarte dormitando hasta ver tu milagro; así no es. Debemos esperar con diligencia, Dios mismo nos manda a ser valientes y esforzados, a ser diligentes aun en medio de la tribulación. 

¿Cómo ser diligentes mientras esperamos en el Señor? Fácil, deléitate en su Palabra, ora constantemente sin cesar; entrégate con disposición a su dirección porque con certeza algo te indicará hacer mientras esperas. Confía en su consejo, confía en su Palabra; quizá te diga: "quédate quieto frente a esa circunstancia que te roba la paz, yo me encargo". Probablemente también te pueda decir que hagas algo al respecto y Él mismo te dirá qué hacer; sino te dice nada, quédate quieto en Él: "quédate aquí conmigo, en mi presencia, disfruta de mis enseñanzas y deja que yo me encargue del resto". 

Lo importante es que seamos diligentes en permanecer aferrados a su Palabra, que constantemente estemos en comunión con Él, en obediencia; que no dejemos de buscar su presencia y por el contrario con mayor ansia busquemos ser saciados por su amor, su paz y su bondad. Él se encargará de lo demás, Él no nos dejará en vergüenza, Él es fiel y no nos defraudará.