Retos y oportunidades que tenemos como iglesiaMuestra

Se necesitan ministros

El aparecer de Dios, no es una experiencia de un momento, es una experiencia que debemos vivir continua y constantemente. Cuando Dios se le aparece a Pablo, le da el motivo: «Para ponerte»; tiene que ver con escoger, elegir, constituir, ser mi mano para agarrar lo que quiero agarrar, para que no te mandes a ti mismo, sino que hay otro que te gobierna. Dios le dice a Pablo, me aparezco a ti para ponerte, constituirte, para ser mi mano para agarrar lo que yo quiero agarrar y tú serás mi instrumento. Serás instrumento y ministro de Dios, por tanto, nos enseña que la base para que todos nosotros podamos ser ministros y testigos suyos es experimentar el ver del Señor en nuestro corazón y poder volver nuestro corazón a él.

Nosotros mismos nos podemos poner como ministros, pero será producto de nuestra imaginación. El único que puede ponernos por ministros es él, el único que puede ponernos por testigos, es él. Testigo es un «mártir», es uno que ha visto, no es uno a quien le cuentan o que ha escuchado la experiencia de otro. Es un testigo fidedigno de aquel a quien ha visto. El reto que Dios tenía con este hombre era llegar a constituirlo como ministro y testigo suyo. Por eso, el aparecer es constante y continuo, ya que implicaba que algo en el corazón de Pablo iba a empezar a perecer, a morir, a terminar, a finalizar; pero otra nueva vida, otra nueva naturaleza, otra nueva justicia, otra nueva gloria, iba a empezar a formarse en su corazón.

Estas cosas no eran cosas externas que el apóstol Pablo había visto, sino que de todas esas cosas en las que era experto de la ley mosaica, empezaría a ver a quien nunca había visto allí, empezaría a experimentar a quien nunca había experimentado. Se le aparece para ponerlo por ministro y testigo suyo.

Después de esa aparición permanente y continua, le dice «te he librado» de tu pueblo y de los gentiles a quienes ahora te envío. Es una misión divina, proviene de Dios, sale de Dios, se origina en el corazón de Dios para que abra sus ojos, para que se convierta de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios. Es el mismo hombre que habla en Corintios del primer hombre, ojos del entendimiento cerrados, viviendo en la potestad de las tinieblas y teniendo a Satanás como gobernante en el corazón. Pero el propósito de Dios es pasar a los hombres de esa condición, de esa vida y de esa naturaleza, a otra condición, en otra vida y otra naturaleza. Para eso Dios requiere de ministros y testigos suyos.