[Serie Nuestra historia–Un repaso bíblico para católicos] El pentateucoMuestra

Números

Creo que el título de este libro de la Biblia es uno de los más inesperados. ¿Quién iba a pensar que para Dios los números fueran importantes? ¿Qué tienen de especial? Y, sin embargo, aquí estamos. La pregunta lógica sería, ¿por qué este título? 

Si miramos con atención, vemos que cada pieza está tomando su posición en nuestro rompecabezas imaginario. La primera pieza, Génesis, nos mostró la creación de todo y cómo Dios escogió una familia (la de Abraham) para bendecir a las demás familias de la tierra. Esta familia fue esclavizada en Egipto y Dios liberó a su pueblo de la mano del faraón. Esto lo vimos con la segunda pieza, el éxodo. Luego dijimos que Dios tuvo que sacar a Egipto del corazón de su pueblo, y por eso les dio leyes y mandamientos espirituales, como también sanitarios y organizativos, esto compone la tercera pieza, Levítico, donde el pueblo se convierte en nación.

Bueno, es así como llegamos a una parte fundamental. Sabemos que los israelitas estaban en el desierto camino a la Tierra Prometida, la tierra que había sido prometida en herencia a Abraham y su descendencia. Es aquí donde vemos el porqué del título del libro. Dios le ordena a Moisés que realice un censo del pueblo, al comienzo y casi al final del libro. 

Todo este período abarca unos casi 39 años de peregrinación en el desierto, donde vemos como una y otra vez, el pueblo se equivoca por su falta de confianza en Dios. A pesar de ver con sus propios ojos milagros cada día, no dejaban de dudar, de quejarse y lamentarse añorando las cebollas de Egipto. 

El viaje a la ciudad que representaba la entrada a la tierra de Canaán (la Tierra Prometida), quedaba a 11 días de distancia desde el comienzo del viaje. La falta de fe en Dios hizo que toda esta generación que había visto un milagro detrás de otro, y que aun así, no confiaba en que Dios les daría la tierra que les había prometido, pereciera a las puertas y que nunca viviera para disfrutar de la tierra que les pertenecía como herencia. Tardaron 40 años cuando podrían haber entrado en 11 días.

¡Qué magnífico ejemplo y lección para nosotros! Muchas veces, también nosotros dejamos de confiar en Dios y desechamos así, la oportunidad de dejar que Dios actúe y nos sorprenda con la bendición que tiene destinada para nosotros. Nos sirve de ejemplo y nos muestra a nuestro maravilloso Dios, siempre dispuesto a perdonar y a amarnos a pesar de nuestra falta de confianza y fe en él. 

Así finaliza el libro de Números, con los israelitas en la ribera del río Jordán, preparados para tomar posesión de la tierra de Canaán, de la tierra prometida a sus antepasados.