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Los lugares celestiales

Las bendiciones que analizamos el día de ayer, están radicadas en los lugares celestiales. En el griego es «epouranios», cosas que toman lugar en el ámbito del espíritu, es el ámbito donde Dios reside; es el ámbito donde lo que Dios dice, se convierte en una realidad. Los lugares celestiales, no son un lugar geográfico, no tiene que ver con un sitio en un lugar de la tierra, ni tampoco es un sitio allá arriba, muy alto; es una dimensión; es como decir yo vivo en paz, y entonces uno le preguntaría dónde queda paz. Vivir paz, es un estado del ser; si yo vivo paz, no importa el lugar geográfico donde yo esté, ni las circunstancias de mi vida, pues vivo paz. Lugares celestiales, entonces, es la dimensión emocional en la que vivo, en la que habito. Según las Escrituras los lugares celestiales son:

1. Un ámbito donde encontramos las bendiciones de Dios.


2. No es un lugar físico, es el lugar donde radica la autoridad de Cristo, donde está sentado por sobre todas las cosas y donde tiene señorío sobre todo. Es el ámbito donde Cristo es la máxima autoridad. Si es la máxima autoridad, mi vida debe estar gobernada por Él. Vivo en los lugares celestiales donde Cristo gobierna. Es el ámbito del gobierno de Cristo.


3. No tiene nada que ver con el tiempo. Lugares celestiales es un lugar eterno porque así como Dios, es eterno.


4. Es el lugar donde Cristo ejerce dominio, tanto global como universal. Yo debo tener acceso a las dimensiones de Dios, porque Cristo tiene dominio sobre mi vida. 


5. Es el lugar donde el Padre nos hizo sentar con Cristo. No hemos cambiado nuestro lugar geográfico, cuando dice que estamos sentados en lugares celestiales, nunca nos movimos físicamente, pero en el ámbito de autoridad, fuimos trasladados al sitio donde Él gobierna. Allí estamos sentados con Cristo. Es estar en Él. Cuando estoy en Él, tengo acceso a todas las cosas buenas que declara sobre mí. 


6. Es el lugar donde la iglesia muestra la sabiduría de Dios, donde la iglesia opera. Nuestra lucha no es contra carne y sangre. No operamos por sabiduría humana, operamos por sabiduría de Dios, es el ámbito donde nos movemos y tenemos que vivir en ese ámbito.

Debemos vivir en los lugares celestiales, en el ámbito donde Dios es real. Allí es donde lo que Dios dice, se convierte en una realidad en mi vida. No es el gobierno de la mente carnal, no es el gobierno del hombre natural, no es lo que yo siento, no depende de si hoy me siento de una manera o de otra, porque las emociones no me gobiernan. Se trata de cómo me muevo en los ámbitos divinos en los lugares celestiales, donde acepto lo que Dios dice, y todo lo que dice se convierte en una realidad. Somos movidos no por reacciones naturales, sino que manifestamos el gobierno de Dios. Únicamente allí, encontramos las realidades de la bendición de Dios.