Líbranos del mal.

Qué importante en estos tiempos es estar seguros y protegidos frente a todos los males que nos rodean. Ser librados del mal nos da protección, seguridad, estabilidad y confianza. El mal acecha por todos lados. Sin la protección divina estamos expuestos. Por tal motivo, dentro de nuestra oración modelo que nos deja Jesús está la necesidad de ser librados del mal.

Desde el inicio el mal acecha a la humanidad de diferentes formas.

El diablo se presentó en el principio como un gran seductor, tal como siempre se presenta el mal, con seducción contradiciendo el propósito de Dios. El mal tiene como objetivo separar al ser humano de Dios (Su Creador y Salvador), por tal motivo difícilmente se presente como mal. Se presenta a través de engaños, pero su desenlace hacia el hombre es trágico.

Existen diferentes metamorfosis que puede adoptar el mal.

Se presenta como algo bueno, se muestra como el camino más fácil y rápido, y entra a través del engaño y estrategias distractoras.

Pero es muy importante saber por donde entra el mal. Podemos ver que en primer lugar se introduce a través de nuestra propia naturaleza pecaminosa (erradores al blanco por naturaleza), a través de nuestra mente y deseos erráticos, el mal nos rodea y nosotros somos los que le abrimos la puerta, el mal entra por cualquier rendija que vea, es como el agua buscando por donde pasar.

Una vez que entra en nosotros el mal, causa estragos.

• Hurta nuestros sueños, ilusiones e inocencia.
• Mata el futuro y arruina nuestro presente.
• Destruye todo vestigio de esperanza.
• El mal va por todo.

Qué necesario es saber que el “líbranos del mal “ comienza por nosotros y la mejor manera de ser librados de él es blindarnos en la sangre de Cristo, conectados en Su presencia 24 x 7, buscando a Dios en oración, estudiando Su palabra para saber qué quiere Él de nosotros, congregándonos y estando abrazados de Su presencia blindados del mal. No nos congregamos para hacer número, lo hacemos para estar cubiertos y protegidos los unos con los otros. Debemos vivir atentos mirando a Cristo y poniendo en primer lugar las cosas espirituales.

El mal acecha a nuestro alrededor, va por todos y por todo lo que tenemos. No es tiempo de distracciones, sino que es tiempo de estar atentos espiritualmente. ¡Líbranos del Mal! Pidamos a Cristo que nos ayude a vivir inundados en Su presencia, blindados en Su presencia y gracia para ser librados del mal y vivir una vida plena y en victoria.