Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

Información del plan

El Padre NuestroMuestra

El Padre Nuestro

DÍA 4 DE 7

Danos el pan de cada día.

Hay un estudio realizado por Abraham Maslow sobre las necesidades básicas del hombre de la cual surge la famosa Pirámide de Maslow donde nos presenta las necesidades básicas que todo ser humano debe cubrir. En la base de dicha pirámide se encuentran las necesidades fisiológicas básicas. En segundo lugar, la necesidad de cubrir la seguridad, luego las sociales, el reconocimiento y por último la autorrealización. Dios nos enseña a comenzar a cubrir nuestras necesidades básicas para poder asegurarnos nuestra posterior realización. El ser humano en su distorsión de la realidad ha dado vuelta la pirámide y puesto en primer lugar la autorrealización cubierta por la sobre abundancia sin entender que Dios nos pide que le pidamos el pan para cada día y que del resto Él va a ocuparse.

Dios nos enseña a saber vivir el día a día.

Esto no significa no tener proyectos, significa que cada proyecto se basa en nuestra dependencia de Él en el día a día; cada día merece ser disfrutado, nadie nos asegura el mañana, pero Dios nos asegura que cada día puede ser una tremenda bendición.

Mirar tanto el futuro nos hace perder la oportunidad de agradecer y gozar el día en que vivimos. Esta actitud nos hace vivir como si tuviéramos asegurado nuestro mañana y nos olvidamos de vivir el hoy .

Pedir por el pan de cada día es, no caer en la ambición, saber que Dios está en control del futuro, saber esperar los tiempos de abundancia y confiar en que jamás pasaremos mayor necesidad de la que podamos soportar.

El pedir por nuestras necesidades básicas cada día no significa ser escaso o tímido en nuestro pedir, significa que debemos saber pedir con la certeza que del futuro se ocupa Cristo. Él es el dador abundante.

Dios es un Dios abundante, pedir a Dios y confiar en Él nos hace confiar en un futuro abundante. Resulta necesario entender que si confiamos en un Dios abundante hay tantos creyentes que viven ajustados y eso es porque creemos que la abundancia comienza por la billetera, pero en realidad la verdadera abundancia comienza por el corazón.

Actuar, pensar, dar y sentir dadivosamente es actuar en abundancia.

Este segmento del Padre nuestro nos enseña a pedir por el bienestar económico, entendiendo que esto no está mal, sino que es un mandato de Dios. No es pecado tener ambiciones sanas. No es pecado poder disfrutar de lo que Dios nos da en Su gracia. Saber vivir en abundancia como en escasez es una bendición de Dios producto de una madurez espiritual.

Todo lo referente a lo económico es secundario y puede ser instrumento de Dios para bendecirnos y bendecir a otros, pero no es JAMÁS primordial. Pedir por el bienestar económico debe estar siempre enmarcado dentro de nuestra vida espiritual.

La provisión de cada día es promesa de Dios. Dios quiere bendecirnos en cada área incluida la económica, Dios bendice cuando hay un corazón abierto a ser bendecido.

Seamos audaces pidiéndole a Dios, pero sepamos que esa audacia es una prueba de nuestra fe y no nuestra ambición de tener por tener. El poder pedir por el pan de cada día sin preocuparnos por los restantes nos hace estar cada día pendientes de Su provisión, cuidado y protección. Vivamos pendientes de nuestro Gran Proveedor. Comencemos cada día agradeciendo por lo que tenemos y pidiendo que cubra en primer lugar nuestras necesidades básicas. El resto Dios lo hará. Es Su promesa.

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

El Padre Nuestro

Veamos juntos a Jesús enseñarnos a conversar con el Padre de una manera eficaz, fluida y con contenido profundo. El Padre Nuestro es una guía práctica donde se nos enseña una oración poderosa que transforma realidades. J...

More

Nos gustaría agradecer a Iglesia El Faro por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/igelfaro/

YouVersion utiliza cookies para personalizar su experiencia. Al usar nuestro sitio web, acepta nuestro uso de cookies como se describe en nuestra Política de privacidad