Encontrando la libertad del estrésMuestra

Cambia tu enfoque.

El estrés no tiene por qué definir tu historia. Hemos aprendido que el estrés es una parte natural de la vida, pero Jesús puede ayudarnos a superarlo completamente a través de su eterna paz. Así que, ¿cómo podemos entregar el estrés y seguir avanzando con nuestras vidas? 

Tenemos que cambiar el enfoque de nuestro estrés hacia nuestro Dios. Pero, ¿por dónde empezamos? En primer lugar, debes saber que a Dios le importa todo tu estrés. Ya sea que te estés asustando por lo que tienes a medio plazo o tengas una crisis mental sobre qué hacer con el resto de tu vida, a nuestro Dios le importa y te dará paz. Puede que su paz no sea siempre lo que esperas, pero siempre será lo que necesitas. 

Así que, observa cómo podemos quitar el enfoque de nuestro estrés. 

1. Alaba antes de estar listo. Pablo nos enseña qué hacer cuando estamos lidiando con el estrés en Filipenses 4, y comienza diciéndonos que nos regocijemos siempre en el Señor. Siempre. Alabamos a Dios cuando nos apetece y cuando no, porque aunque nuestro estado de ánimo cambia, Dios nunca lo hace. Él siempre es digno de nuestra adoración, incluso cuando nuestras circunstancias son difíciles. Cuando alabamos a Dios, recordamos quién es Él y por lo que nos ha conducido. Y Dios es más grande que nuestro estrés y nuestras preocupaciones. 


2. Entrega tu estrés. Nuestro siguiente paso es orar y soltar el control. Tenemos que soltar completamente nuestra situación y confiar en que Dios cuidará de nosotros. En la versión del Mensaje de Filipenses 4, dice: «Transforma tus preocupaciones en oraciones… es maravilloso lo que puede suceder cuando Cristo desplaza la preocupación en tu vida». Entregar el estrés significa eso: entregarse por completo y no mirar hacia atrás. 


3. Redirige tus pensamientos. No es suficiente sólo tratar de parar de estar estresado. Tenemos que cambiar las cosas en las que pensamos. Pablo escribe que debemos enfocarnos en lo que es puro, correcto y hermoso. Enfoca tu mente en esas cosas, no en lo que te estresa. Recuerda estar agradecido por lo que tienes, por lo que Dios te ha conducido, y por las personas increíbles en tu vida. Permite que esa gratitud inunde tu mente y tu corazón. Finalmente, toma cada pensamiento cautivo y hazlo obediente a Cristo. Reemplaza «estoy estresado» por «todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Rompe las mentiras del estrés con la poderosa verdad de la Palabra de Dios. 

Cuando creas el hábito de hacer estas tres cosas, puedes experimentar la paz de Dios en cada situación. Así que reconoce tu estrés, toma medidas para reemplazarlo con la verdad y preséntalo a tu Padre celestial que se preocupa por ti. Puedes experimentar paz todos los días, así que búscala y deja tu estrés atrás. 

Para debatir

• ¿En cuál de esas tres ideas necesitas enfocarte más a menudo? 


• ¿Qué mentiras suele decirte el estrés? ¿Con qué puedes reemplazar esas mentiras? 


• Decide cómo reaccionarás la próxima vez que te sientas estresado o abrumado.