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El RescateMuestra

El Rescate

DÍA 6 DE 10

EXPERIMENTADO EN QUEBRANTO

Si pidiéramos a un niño que dibuje un rey, probablemente nos encontraríamos con un monigote rodeado de estos tres elementos: corona, cetro y manto. Quizás el símbolo monárquico más extendido sea la corona, ya que representa la soberanía y es un signo visible de que la persona que la porta es especial. El cetro de los monarcas es típicamente un símbolo de autoridad y sabiduría. El manto suma desde la ostentosidad de riqueza y poder por parte del nuevo monarca.

La coronación de un rey es un momento especial para el coronado, para su familia y sin dudas para el pueblo que con entusiasmo recibe al nuevo monarca. Se corona aquel que es elegido para guiar y cuidar a su pueblo. Sobre esta persona recae la responsabilidad de proveer y gobernar sabiamente. Tanto las celebraciones de coronación de las actuales monarquías, como la unción de aceite en la antigüedad son momentos solemnes y especiales.

En la coronación del Rey de Reyes encontramos un cruel reverso burlesco de estos símbolos. En esta ocasión, la solemnidad se tiñe de rojo. El elegido está próximo a morir.

Los latigazos y la crucifixión eran castigos comunes reservados para los criminales de la época. Sin embargo, la corona de espinas fue construida por el mero placer de causar dolor. Fue diseñada por manos de pecadores para humillar. No bastaba con que los latigazos dañasen el cuerpo. El sarcasmo dañaría también el alma.

La palabra "sarcasmo" deviene del griego y quiere decir literalmente "morder la carne". Cristo está frente a una expresión clásica de sarcasmo, con el agravante de que no sólo "muerden su carne" con latigazos, clavos y cruz sino que también pretenden triturarle el espíritu.

La burla, el desprecio y la incomprensión fueron una constante en su ministerio. Jesús siempre tuvo que enfrentar estas cosas. Pero ahora duelen más, porque el dolor en soledad duele mucho más. El dolor siempre tritura el alma, siempre deteriora la vida. El dolor siempre deforma lo esencial del hombre.

Esas malditas manos trenzaron los espinos con un funesto objetivo. En el episodio más oscuro de la humanidad está el hombre, manipulando la creación para herir a aquel por medio de cual todas las cosas fueron creadas.

Abandonado, el Rey sintió las espinas siendo empujadas con firmeza en su frente. La sangre que cubría su rostro se mezclaba con los escupitajos de los soldados que burlándose le decían “¡Sálvate, Rey de los Judíos!”. Fue horrible, vergonzoso.

En este tiempo de Pascuas no podemos permitirnos olvidar la crudeza de este episodio, sobre todo porque él nos recuerda que Jesús recibió esa corona de espinas para que nosotros pudiésemos recibir la corona de vida.

Día 5Día 7

Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a El Arca Project por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/iglesiabautistazion

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