[El yo desinteresado] Dale a Dios tu «cuenta conmigo siempre»Muestra

Dos caras de la misma moneda

Imagina una moneda con dos caras diferentes, pero igualmente importantes. Por un lado, tenemos la «vocación como ministerio», y por el otro, el «ministerio como vocación». Ambos conceptos son partes verdaderas y valiosas de nuestra vida como creyentes.

Primero, entendamos lo que significa «vocación como ministerio». Es la idea de que cualquiera que sea tu trabajo, ya sea como médico, ingeniero, maestro o carpintero, puedes usarlo como una plataforma para servir a los demás y reflejar el amor de Dios. En nuestras vocaciones únicas, todos podemos contribuir positivamente al mundo. Esta es, de hecho, una forma en que podemos servir a Dios.

Sin embargo, hay otra perspectiva: «el ministerio como vocación». Aquí es cuando el ministerio se convierte en tu trabajo u ocupación principal. Es un camino que yo personalmente he tomado, dedicando mi vida a servir a Dios y a las personas a través del ministerio de tiempo completo. Curiosamente, en los últimos tiempos, ha habido un mayor énfasis en la «vocación como ministerio», tanto que el significado del «ministerio como vocación» parece haberse atenuado. Esto es evidente en la disminución del número de estudiantes de seminario en los últimos años. Cada vez es más difícil encontrar personas que estén dispuestas a comprometerse con el trabajo ministerial de tiempo completo.

Por lo tanto, si bien es vital reconocer que nuestros trabajos pueden ser una forma de ministerio, también te insto a considerar la posibilidad de servir a Dios a través del ministerio de tiempo completo. Este camino no es para todos, pero vale la pena explorarlo si sientes un empujón divino en esta dirección. Considera la gran diferencia de recursos entre lugares como Zambia y Alabama. A pesar de tener una población mucho mayor, Zambia tiene muchos menos médicos y pastores. ¿Podría Dios estar llamándote a servir en un lugar como este?

Para dar vida a estos conceptos, piensa en dos ejemplos. Primero, una empleada corporativa de alto rango que, en sus interacciones con sus colegas, utilizó su posición para mostrar empatía y compartir su fe. Esta es la «vocación como ministerio». Luego hay una pareja que sirve en Ucrania, brindando refugio y consuelo a cientos de personas afectadas por la guerra a lo largo de los años. Ese es un ejemplo de «ministerio como vocación».

Sea cual sea tu camino, recuerda el llamado a servir y compartir el amor de Dios, una directriz a la que a menudo se hace referencia como la Gran Comisión. Ya sea que te sientas guiado a servir a Dios a través de tu trabajo actual o a través de un ministerio de tiempo completo, se trata de seguir su ejemplo, de ser impulsado por una pasión por compartir su amor. Estas dos perspectivas, la vocación como ministerio y el ministerio como vocación, son las dos caras de la moneda que debemos tener en cuenta.