El Cristiano Y La Política ¿Es Posible Una Transformación?Muestra

Hambre y sed de Justicia. (Mateo 5:6)

“Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los justos no hagan nada” Edmund Burke.

Nuestros países y comunidades aguardan la manifestación gloriosa de Cristo a través de las vidas de mujeres y hombres de Dios (Romanos 8:18-19). En todas las esferas sociales. La educación. Los medios de comunicación. La economía. El arte y el entretenimiento. Las universidades. Todas las actividades sociales y, por supuesto, incluso ¡la política y el gobierno! Para lo cual se requiere entender a esas esferas sociales como un campo misionero de la Iglesia.

Comprender que este campo también debe ser alcanzado por la vida de Cristo, implica una verdadera renovación en nuestra manera de pensar, de decidir y de actuar como cuerpo de Cristo (Romanos 12:1-3). Y, para lo cual, debemos prepararnos (1 Crónicas 12:32) con:

Corazones santos. Mujeres y hombres con el carácter de Cristo moldeado por el Espíritu Santo y la Palabra de Dios (Salmos 51:10 y Ezequiel 36:26).

Mentes académicas, para dictar soluciones operativas a los flagelos de nuestras comunidades (Daniel 1:20).

El llamado de Dios a mujeres y hombres en el campo de la política se relaciona con el propósito de traer un gobierno justo en la comunidad. Nuestros países latinoamericanos aguardan con anhelo por líderes que les ayuden a salir del atraso, la pobreza, la corrupción y otros tristes flagelos sociales. Es la manifestación de un amor sublime expresado en dones como la capacidad de gobierno y la administración de lo público, sumados a la integridad y empatía de Cristo en nuestras vidas, que nos hace que no permanezcamos indiferentes al dolor de los que sufren.

Entender la vida pública y el proceso político como un campo misionero dentro del propósito eterno de Dios, implica ofrendarnos en amor y servicio, despojándonos de otros anhelos humanos y carnales. Ofrecer nuestras vidas en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios e incorporar la mente gubernativa de Cristo en nosotros por el Espíritu.

Tenemos hambre y sed de un avivamiento espiritual en América Latina que provoque una transformación y reforma social de las naciones. Es tiempo de levantarnos de nuestro sueño. La noche está avanzada. El día se acerca. Despojémonos de las obras de las tinieblas, y ¡vistamos las armas de la luz! (Romanos 13:11). Es tiempo de avanzar y ocupar todos los espacios que Dios está asignando a sus hijos e hijas en el continente. ¡Manos a la obra!

ORACIÓN: Cristo amado, estamos sedientos de justicia por el amor que has puesto en nuestros corazones. Deseamos con todo nuestro ser obedecer con amor y servir a nuestras comunidades. Que nuestros pueblos vean a Cristo reflejado en mujeres y hombres que gobiernen las naciones en amor, capacidad e integridad. Se levanta una generación de hacedores de historia en la vida de Cristo. Gloria a tu nombre. Gracias, Señor Jesús. Amén.