Primeros Pasos - Preguntas Y RespuestasMuestra

¿Qué valor tiene tu testimonio?

Una de las primeras evidencias de que tenemos la vida de Cristo es el intenso deseo de compartir con otros lo que hemos encontrado. Queremos que lleguen al mismo bienestar. Las formas en las que mostramos ser seguidores de Cristo incluyen nuestras buenas acciones (Mateo 5:14) y nuestro testimonio. Aunque los hechos impresionarán más a las personas que lo que hablamos, es necesario que el mundo oiga el mensaje del Evangelio para ser salvo.

Algunas personas sienten vergüenza de confesar a Jesús a los demás (Juan 12:42). Para poder testificar, no debemos valorizar más la opinión de los hombres que la de Dios.

1 Pedro 3:15 destaca la importancia de prepararnos y hacerlo siempre con un espíritu de "mansedumbre y respeto". Una de las formas más eficaces es a través de nuestro testimonio personal, es decir, la historia de nuestra propia experiencia, ya que la conocemos muy bien, nadie puede negarla y puede ser impactante (Hechos 22:1; 26:4-23).

Nuestro testimonio personal debe contener:

1. Nuestra vida antes de conocer a Cristo.
2. Nuestra experiencia de conversión.
3. Nuestra vida después de conocerle.

Cuando hables del antes, recuerda las necesidades profundas que tenías en tu alma. Luego, habla de tu encuentro con Cristo, donde podrás explicar lo que Jesús hizo. Procura respaldar tus palabras con versículos de la Biblia. Finaliza compartiendo lo que ha sucedido en tu vida después de conocerle.

Otra forma de dar testimonio es a través del bautismo en agua (Hechos 18:8). Aunque el bautismo no nos salva, lo llevamos a cabo porque Cristo así lo pidió, como acto de obediencia (Mateo 28:19). La inmersión simboliza su muerte y resurrección, y al realizarla, participamos de ello.

En unidad con otros creyentes, cuando celebramos la cena del Señor, también damos testimonio (1 Corintios 11:23-34). Según este pasaje, el pan simboliza el cuerpo de Cristo y el vino su sangre. Lo hacemos para conmemorar o recordar la obra de la cruz. Para participar, hay dos requisitos indispensables: haber aceptado a Jesús como salvador y haber confesado nuestros pecados. Es importante cumplirlos para no tener consecuencias, como se enseña en los versículos 28-30.