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Corazón De Samaritano

DÍA 2 DE 4




El corazón del “buen samaritano”.

Esta es una de las historias que el mundo entero reconoce, muchas personas hoy en día que quizás no conocen a Dios saben de qué se trata. Es uno de esos iconos de que resaltan en la literatura como un tesoro. Desde que estamos pequeños nos cuentan esta parábola, se hacen obras de teatros en las iglesias, se toma la frase de “Buen samaritano” para aludir a buenas acciones de personas con un noble corazón, y establece excelentes valores mientras crecemos en nuestra sociedad.

Para comenzar a ver el corazón del protagonista de esta historia, hagamos un énfasis en su nombre “el buen samaritano”, es decir que existen malos samaritanos, por lo que concluyo que esta historia no se trata de la nacionalidad persé de nuestro héroe, aunque el Señor Jesús hace uso de su cultura para darnos una gran enseñanza.

Como en cada nacionalidad, raza, religión, etnia, estrato social, pobres, ricos, talentosos o no, existen buenas y malas personas, esta historia comienza con una pregunta hecha por un “Erudito de la Ley”, (según una buena persona), en palabras de Lucas un “INTÉRPRETE DE LA LEY”, es decir, alguien que conocía las más de 600 leyes y costumbres de los judíos e interpretaba cada una de ellas, un hombre con vasto conocimiento, con estudios y Maestría en leyes, como si hiciéramos referencia a un experto abogado con Doctorado en Leyes con un extenso currículo. Este profesional de la ley, quería probar el conocimiento de Jesús, también quizás desacreditarlo con su gran conocimiento, y le hizo una pregunta “¿Qué debo HACER para heredar la vida eterna?". Yo pienso muy personalmente, que este hombre estaba seguro que ya tenía resuelto el tema de la vida eterna para sí mismo, sus hechos y estudios incluso el cumplimiento de la Ley, le hacían sentir salvo, por otro lado, el Señor Jesús, indagó en el corazón de este traductor experto en leyes contestándole con una pregunta de índole legal, que seguro respondería: ¿Cómo lees? ¿Qué dice la Ley al respecto? Él enseguida contestó con total certeza y dominio del tema, (lo mismo que Jesús venía enseñando como el resumen de la Ley); “AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN”, y añadió “ Y A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO”. Jesús le felicitó y le dijo haz esto y vivirás, pero ahora el intérprete de la Ley abrumado por tan inesperada respuesta, añade otra pregunta como para seguir justificándose ahora en Jesús: “¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO?”, pregunta que hoy muchos también nos hacemos. Pues, es fácil hacer el bien a aquellos que amamos y consideramos nuestro “prójimo”, pero hacer el bien a quienes no amamos, o a quienes no conocemos mucho o incluso aquella persona que nos ha hecho daño y no consideramos nuestro prójimo, es algo impensable, pero debemos enfrentarnos ahora a las palabras del Señor Jesús que hoy nos dice “HAZ ESTO Y VIVIRÁS ”, porque de no hacerlo no viviremos sino que moriremos, fuerte ¿no?

El Señor Jesús, comienza ahora a enseñarnos el corazón de este Doctor de la Ley, quien pretendía que el maestro le diera una especie de lista de quienes no eran sus prójimos, quizás estarían, samaritanos, saduceos, herodianos, romanos, publicanos, borrachos, prostitutas, ladrones entre otros, pero el Señor le cuenta una extraordinaria parábola, donde existe un hombre que ha sido golpeado por el destino, herido por la maldad de otros, despojado de sus bienes, un hombre que “iba de camino”, no se trataba de una celebridad, tampoco de alguien reconocido, no era un influencer o alguien que quizás deba ayudar y grabarme como lo ayudo, subirlo a las redes para hacerme viral, muy probablemente haya sido un judío más, el cual había sido atacado quizás por otros judíos, lo que si es cierto es que muchas veces, nuestras heridas son provocadas por nuestra misma gente, por aquellos de quienes menos esperamos, cuando recibimos una puñalada en la espalda no produce tanto dolor la herida del cuchillo en sí, sino el voltear y ver quien lo tenía en la mano.

Este hombre había sido tan maltratado que lo dejaron semidesnudo, cortado y golpeado a riesgo de muerte, en una zona donde el calor era abrasador con heridas sangrantes y abiertas. Al poco tiempo pasa un sacerdote y sigue de largo, la posición de este hombre de Dios en esta historia representa “la Ley”, era quienes debían cumplir con las ordenes divinas y también hacerlas cumplir, incluyendo los actos de misericordia y de ayuda al prójimo, pero siguió de largo; luego pasa un levita, que representa a “los profetas”, encargados de la dirección del servicio a Dios en el templo y quienes deberían servir al pueblo en todas sus necesidades, pero este también siguió de largo, y si entendemos sus motivos, estos dos hombres judíos viendo a un compatriota en el suelo casi muerto, pensaron que como iban camino al templo a realizar sus actividades ceremoniales, no podían tocar ni sangre ni un cuerpo muerto, porque quedarían ceremonialmente impuros durante 7 días, así que por un lado la Ley los justificaba, pero por otro lado la misma Ley los condenaba, estos que representaban la “LEY Y LOS PROFETAS” dejaron de cumplir al menos uno de los dos mandamientos.

Estos hombres, siendo representantes del servicio a Dios, no sintieron un poco de amor ni de misericordia, por otro lado, ninguno de los dos fue a buscar ayuda en el peor de los casos. ¿Acaso muchas veces no hacemos lo mismo Tenemos una lista de quienes son o no nuestros prójimos, de allí decidimos si ayudarlos o no, aunque sirvamos en la iglesia, trabajamos de voluntarios o ministramos en el templo, miramos a otro lado para no ayudar a quien no me cae muy bien, dejamos que otros lo ayuden, y luego subimos a la casa de Dios a adorar o servir y lloramos en su presencia y nos sentimos bien al respecto. Por otro lado, actuamos de peor manera porque fuimos quienes le provocamos la herida a alguien y lo dejamos en el piso. también tomamos el rol de aquellos que siguieron de largo, justificándonos, con motivos y razones, aunque veamos el corazón herido de alguien que pensamos se lo merece o que quizás no conozcamos mucho.

El maestro prosigue y menciona que de repente pasa un SAMARITANO, este era Bueno, recordemos que justo antes habían pasado 2 representantes religiosos de la misma nacionalidad de aquel herido, que en apariencia eran buenos donde iban a ministrar, pero no tenían un buen corazón, sino la historia tendría por título el “Buen Sacerdote o el Buen Levita”. El Señor Jesús, ejemplifica lo “bueno” de alguien visto por los judíos como “malo”, y es este samaritano, quien se detiene a ayudar a aquel herido, no importándole su nacionalidad, el tiempo que le tomaría ayudar a aquel judío herido, quizás este samaritano tenía una cita de negocios y no le importó faltar, tampoco si lo estaban esperando en casa, él solo se detuvo porque había alguien allí necesitando de su ayuda, una persona herida recibiendo los implacables rayos solares y con la arena mezclándose con sus heridas, este hombre contra todo pronóstico, toma aceite y vino, sin importarle lo que le costaría, lo usó para curar sus heridas, estabilizarlo, detener el sangrado manchándose y ensuciándose mientras lo hacía, luego hace el esfuerzo físico para montarlo en su cabalgadura, es decir le dio su lugar a este hombre desconocido no sufriera más.

Lo llevó a la hospedaría más cercana, y allí lo terminó de curar, lo lavó, le dio atención, cuidó de él toda la noche hasta que amaneció y debía seguir con su camino, pero antes le encargó al dueño de aquel lugar que lo cuidara hasta que el regresara, es decir, que aún no terminaba con aquel hombre, debía verificar al regreso que estaba recuperado. Todo el esfuerzo físico y económico que este samaritano tuvo con aquel judío, iba en contra de cualquier realidad en el momento del relato de Jesús; debido al odio entre ambos pueblos. Probablemente tú te encuentres como este hombre herido, la vida te ha hecho daño, personas que amabas rompieron tu corazón, quizás luchas con una enfermedad o has quedado en una quiebra financiera, no tienes empleo, te han maltratado y abusado de ti al punto que quisieras dejar de vivir, estás tan herido que no puedes ni caminar. Hoy Jesús, el Mejor de los samaritanos quiere curar tus heridas, llevarte a un sitio seguro, y ¿sabes qué?, ha dejado a su Espíritu Santo cuidándote hasta que Él regrese, pagando todos tus gastos en un cruz.

El centro de esta parábola no se trata de alguna nacionalidad en sí misma, se refiere al corazón de las personas, los dos representantes del templo, quiénes eran servidores de Dios, cuyo propósito era acercar al pueblo a la adoración del Dios único, perdieron el propósito de amar y Servir a Dios, excusándose con la justificación que yacía en la Ley para no estar impuros, y al final, sus corazones resultaron estarlo.

Allí, se detiene un momento el tiempo y en el silencio del final de aquella historia, el Señor le pregunta a nuestro Doctor en Leyes: “Ahora dime, ¿quién crees que sea el prójimo del hombre herido?” y siendo este judío, maestro de la ley, no contestó directamente “EL SAMARITANO”, porque aun cuando este hombre sabía que era a quién debería llamar prójimo, por el tema de la división de ambos pueblos, prefirió contestar de manera indirecta, “EL QUE USÓ DE ÉL MISERICORDIA”, a lo que el Señor le responde al igual que la primera vez “HAZ TÚ LO MISMO”.

Para tener la vida eterna Dios nos enseña hoy que debemos hacer lo mismo que hizo el corazón de este samaritano, sin prejuicios, ni selecciones, sin medir primero quién es o de quiéne se trata, un corazón que sea leal, piadoso, con empatía, con amor a los demás, aunque sean enemigos por alguna razón, noble, lleno de bondad, dadivoso, amable, misericordioso, y dispuesto a ayudar, que no piensa en sí mismo, un corazón de Buen Samaritano.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Corazón De Samaritano

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Nos gustaría agradecer a Jann Luis Quintero por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelacruz.com/

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