Dame a Mí PrimeroMuestra

"La adoración trasciende nuestro día a día y circunstancias. Adoramos al Señor en sol y en tormenta, porque en cada estación de la vida Él sigue siendo Dios" (Monica Sayaverde).

Adoración significa postrarte en tu corazón, y Dios busca a quienes le adoran de corazón. Él manda a callar Sus ángeles para escuchar al adorador, porque es lo que más complace Su corazón.

La obediencia de la viuda de Sarepta fue considerada adoración, incluso después de todo, cuando su hijo murió, ella reconoció y confió en que Dios podía resucitarlo.

Querido amigo, como cristianos tendremos aflicciones, seremos tentados de una u otra manera, pero ser obedientes a Dios y a Su Palabra es adoración. Si no, considera la historia de Abraham quien ofreció adoración al entregar lo más valioso para él. De igual manera, Job adoró a Dios en su peor momento. También Jesús, que fue Dios mismo, escogió pasar angustias pero ser obediente a la crucifixión y eso le fue contado como adoración, porque adoración es ser obediente hasta las ultimas consecuencias.

Por eso, no importa cómo te sientas, o en qué etapa de tu vida te encuentres. Adora con gozo y alegría. Cuando adoramos así, el cielo nos reconoce y enviamos un mensaje a nuestros enemigos declarándoles que no confiamos en las circunstancias externas sino en el poder de Dios para transformar cualquier situación.

Pregúntate: ¿Qué estas adorando? ¿Qué cosas pones en el lugar que le corresponde a Dios? Identifica esas cosas y determina devolverle a Dios el primer lugar, porque Él es el único digno de ser adorado.

“Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” (Salmos 95:6).

¡Dios te bendiga!

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