Dame a Mí PrimeroMuestra

"Lo adoro, sigo adorándolo, y espero adorarlo por toda la eternidad" (A.W. Tozer).

Estas palabras se han convertido en mi lema, porque he aprendido como la viuda de Sarepta que el corazón de un adorador no piensa en lo que ha de recibir, sino en la honra que debe darle a su Señor.

Por favor, entendamos que la música es solo una expresión que nos ayuda a adorar y que nos conecta con Dios, ¡pero sin música también podemos adorar! La viuda de Sarepta no era una salmista ni tenía canciones escritas (o al menos no lo dicen las Escrituras), pero su actitud de obediencia la convirtió en una adoradora en espíritu y en verdad, y es que la verdadera adoración se construye en la incomodidad y se transmite mas allá de las palabras. Por eso este acto agradó a Dios y como Padre fiel cumplió Su promesa de que no habría escasez ni falta de nada en su hogar.

Es hermoso saber que adorar a Dios puede hacer que todo lo demás en tu vida se alinee y el cielo te mire con agrado. Querido amigo, puede que tú no sepas tocar un instrumento o que no sepas cantar en diferentes tonalidades, pero estoy segura de que aún así puedes ser un adorador que con su diario vivir alegre el corazón de nuestro Creador.

Dios busca adoradores en espíritu y en verdad. Nos creó para adorarle y postrarnos ante Él. Es por eso que debemos recuperar esa esencia y volver al diseño original. Quiero inspirarte en este segundo día a mantener un estilo de adoración continua, y que hacerlo sea tu delicia. ¡Adora a Dios con el amor y la honra que a Él le gusta recibir!

Nos encontraremos mañana para culminar este devocional.