La Mayordomía Del Tiempo Y Del DineroMuestra

ADMINISTRAR BIEN LAS POSESIONES QUE DIOS NOS HA DADO ES UNA DISCIPLINA ESPIRITUAL QUE NOS MANTIENE EN EL GOZO DE TENER A CRISTO.

Leer la historia real de la iglesia primitiva siempre es de mucha enseñanza. Me recuerda a la felicidad abrasadora de haber sido salvada… me recuerda el enorme sentimiento de poder hacer todo y alcanzar todo. Luego de que tres mil hombres y mujeres escucharon la predicación de Pedro, se convirtieron a Cristo. El gozo y sencillez de corazón que les provocó su nueva realidad en medio de circunstancias aún difíciles fue aprender más del evangelio, comer juntos y compartir con otros que estaban en necesidad.

La mayordomía, tanto del tiempo como del dinero, es una disciplina espiritual porque procede de corazones convertidos que encuentran su mayor gozo en Cristo junto a otros. Si tan solo todos en la iglesia local estuviéramos pendientes de las necesidades materiales de otros, quizás nuestras iglesias serían de esos lugares extraños en el mundo porque muy pocos tendrían una gran necesidad.

Tanto la riqueza como la pobreza están dentro del plan de Dios para cada persona, pero aún más, la familia de Dios es el medio de gracia por el cual los que tienen mucho comparten con los que no tienen, y mejor todavía, todos comparten de lo que tienen, sea mucho o sea poco según la necesidad de cada uno o de cada familia. El contexto de estas personas recién convertidas era de persecución, también daban sus tierras y posesiones para que no les fueran quitadas, pero en vez de venderlas, las compartían con quienes tenían necesidad, esto es contra aquel pensamiento egoísta de Ananías y Safira, quienes buscaban sacar ventaja de la ocasión.

Una vida disciplinada y piadosa es aquella que también ejerce una buena mayordomía de las posesiones materiales que Dios le ha dado. Sí, has trabajado por ellas, pero quizás hay ropa que ya no uses, y en vez de pensar en venderla (a menos de que tengas necesidad), tal vez haya alguna mamá soltera que la puede necesitar. En vez de despilfarrar, piensa primero en tu familia de la fe. El principio aquí es que nada nos pertenece, todo es para compartir con nuestra familia en la fe porque de todos nosotros Dios se encarga.

• Aprende: ¿Qué significa administrar bien tus posesiones?
• Vive: Lee Hechos 4:33-35. ¿Qué dicen estos pasajes? ¿Qué es lo que había en abundancia? ¿Para qué lo distribuían? ¿Cómo cambia tu corazón este devocional para compartir con otros?
• Lidera: Encuentra a alguien en tu iglesia que tenga necesidad y reúne un grupo de hermanos para elaborar un plan para ayudarla.

Oración

Señor, gracias por todo lo que nos has dado y por lo que no nos has dado. Gracias porque hoy comprendemos que no se trata de esperar tener en abundancia para dar a otros, sino de compartir lo que tú ya nos has dado. Te pedimos que nos ayudes a tener un corazón sensible para ayudar a otros, y que así hagas con el corazón de otros para cuando tengamos necesidad. Ayúdanos a ser una iglesia que se cuida a sí misma. Ayúdanos a que este fruto de conversión se convierta en una disciplina espiritual que enriquezca mi relación contigo. En Jesús, amén.