Confió por Jaci VelasquezMuestra

Grande eres, Dios

Pedro, Pablo, Bernabé, Esteban… todos son grandes nombres.  Todos grandes protagonistas.  El libro de los Hechos está lleno de personas impresionantes haciendo cosas impresionantes.  Estos fueron los fundadores de la Iglesia Primitiva y nos podemos impresionar con ellos.  Si no somos cuidadosos podemos terminar pensando que el verdadero enfoque del libro de los Hechos son los líderes que predicaban y estaban dispuestos a morir.  En verdad, el libro de los Hechos no es tanto sobre estos hombres como lo es del Espíritu Santo.   Sólo hay un héroe merecedor de toda la alabanza, como lo hubo en el pasado:  Dios.

¿Quién ofrece salvación?  ¿Quién sana?  ¿Quién da vida, conocimiento y bendiciones?  La historia de Pedro nos da respuestas claras.  Él pensaba en la muerte pero Dios tenía otros planes. Hay relatos demás en la Biblia sobre escapadas de la cárcel, pero esta es la mejor.  Es tan sorprendente que Pedro pensó que era una visión, un sueño vívido que estaba ilustrando su deseo de salir libre.  Pero la luz, el ángel, el puntapié en el costado para despertarse fueron tan reales como la prisión que estaban dejando atrás.

Sólo hay un héroe que necesitamos seguir.  Sólo hay Uno que da vida, quien es amor, que trae luz a las tinieblas.  Puede haber el más destacado nombre de oradores cristianos que impresionen a la distancia, pero nunca debemos olvidar que es Dios quien está detrás de todo milagro.  Es de Él que viene toda bendición y quien merece toda gloria.

Es por esto que sabemos que el éxito cristiano no se muestra por las posesiones o por llevar una vida fácil.  La marca de un verdadero cristiano se encuentra en cuán livianamente se aferran a las cosas en vez de la cantidad de cosas a la cual aferrarse.  Obediencia, sacrificio y una relación con Dios, esas son las cosas que cuentan.

Podríamos hablar sobre la importancia de la igualdad y la comunidad, podríamos hasta decir que las posesiones no nos interesan pero, ¿respaldarán nuestras vidas esto?  ¿Habremos sido tan generosos que no haya alrededor nuestro quién esté en necesidad?  ¿Estaremos dispuestos a vivir como si respiráramos con Su aliento?

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