Confió por Jaci VelasquezMuestra

Clamaré

CS Lewis observó que ‘las semillas crecen en lugares oscuros’.  A veces los caminos más difíciles de la vida pueden ser aquellos en que más crecemos.  Dicho de otra manera, los momentos cuando hacemos los más grandes avances hacia el futuro que Dios nos tiene planificado usualmente son en momentos cuando más pensamos en nuestras propias preocupaciones.

Jesús llega al mismo corazón de este asunto. El tipo de preocupaciones del cual Él parece estar hablando son aquellas sobre el futuro – aún del futuro inmediato.  ¿Cuántas veces hemos pasado durante el servicio de la iglesia preocupándonos sobre nuestro estado bancario o pensando en la próxima crisis a enfrentar el lunes en la mañana? En ocasiones como esas nos resulta difícil concentrarnos en encontrarnos con Dios y la preocupación se interpone.

Pero, ¿nos está diciendo Jesús que nunca nos molestemos de ir de compras, cocinar o limpiar?  ¿Deberíamos esperar que las cosas que desesperadamente necesitamos aparezcan del aire en forma mágica?  Seguro que no.

Jesús nos está animando a vivir en el momento, a pensar en los problemas que necesitamos resolver cuando tengamos el tiempo para hacerlo.  Él quiere que disfrutemos la conversación con un amigo/a en vez de estar preocupados en cumplir con otro compromiso.  Él nos está animando a llamarlo.  Siempre.

Así que, nuestro objetivo es mantenernos ocupados con lo que estamos haciendo en el momento, no con lo que pudiera ocurrir en el futuro.  Esto probablemente significa romper muchos hábitos y necesitaremos la ayuda de Dios.  Quizás necesitemos pensar en por qué tenemos ciertos patrones de razonamiento –por qué nos preocupamos de ser agobiados por el trabajo, por qué nos preocupamos del enfriamiento de amistades– ya que las raíces a veces se encuentran en algo que nos ocurrió tiempo atrás.

Sea lo que sea, sentir un ‘temor reverente’ y dejar ir el ‘temor humano’ tomará tiempo y, especialmente, tomará mucho tiempo con Dios.

Pero habrá valido la pena.  Aprender a pedir auxilio, confiar en Dios en nuestra debilidad, cómo parar de dar golpes en las aguas y dejarnos rescatar – estas son algunas de las lecciones importantes que esperamos aprender.