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Aunque Estés en Valle De Sombra Y De MuerteMuestra

Aunque Estés en Valle De Sombra Y De Muerte

DÍA 3 DE 8

No morirás, vivirás.

Cuando estuve en la unidad de cuidados intensivos, en una ocasión, oré al Padre diciendo: "No quiero morir, pero si Tú has determinado que sea así, bendita tu voluntad. Te doy gracias por haberme permitido conocerte y conocer a tu Hijo, porque cumpliste tu plan de salvación en mí. Sé que tendrás cuidado de mi esposo y de mi madre, sé que ellos están en tus manos; no quiero dejarlos, pero segura estoy de que Tú los fortalecerás y tendrás cuidado de ellos".

Es fácil escribir todo esto; sin embargo, solo por la fuerza del Espíritu de Dios pude afrontar cada etapa de sufrimiento que acarreó esta prueba, especialmente en el momento en que parecía que iba a dejar a mi esposo, a quien a pesar de la compañía que tenía por parte de nuestra familia, lo notaba muy afligido y eso me causaba más dolor que el hecho de que me pudiera morir. Al fin y al cabo, si moría, sabía para dónde iba y qué iba a pasar conmigo; además, ¿Quién podría ir en contra de la voluntad del Señor?

Sin embargo, aunque tenía la certeza de que nuestro Padre se encargaría de mi esposo y que Él no lo abandonaría (como nunca lo ha hecho ni nunca lo hará); no podía dejar de sentir dolor al pensar que me podría morir . En esos momentos, pude entender la magnitud del amor que siento por él; y sobre todo, pude comprobar la magnitud de la obra transformadora que ha ejercido el Espíritu de Dios en su vida desde que la gracia y la fe en Jesucristo lo abrazó.

Sentía impotencia al ver a mi esposo tan afligido; pero a la vez con fe, totalmente dependiente y sometido a la bondad que Dios pudiera proveer, a su voluntad. Se notaba que trataba de ser fuerte, pero era evidente que también temía que hubiera llegado el momento de separarnos. Aunque tenemos claro que la muerte es un paso a la gloria venidera, es inevitable sufrir o sentir dolor en esos momentos.

Sin embargo, ahí estábamos, siendo probados, enseñados y entrenados. Ahí estábamos, muriendo al temor y totalmente sometidos a lo que nuestro Padre quisiera hacer con nosotros; era su voluntad y no la nuestra la que se cumpliría acorde a sus propósitos, como siempre ha sido y siempre será. En ese tiempo, no era el sufrimiento lo trascendental sino el propósito que nuestro Padre estaba forjando en nosotros y todo lo que en medio de la prueba nos enseñó, nos reveló y nos confirmó.

Después me enteré que también mi esposo clamó constantemente con acción de gracias ante nuestro Padre. Me dijo que hubo uno de esos momentos, en los que levantó sus manos en adoración y rendición, miró hacia el cielo sin importar quién lo miraba y dijo: "Padre, Tú no nos has traído hasta acá en vano, no creo que se haya acabado todo aquí, pero que se haga tu voluntad. Me rindo ante ti y te doy gacias. Haz tu voluntad en mí y en mi esposa".

Cuán sagrado es el matrimonio, lo significativo que es el amor entre dos personas que están destinadas a vivir para Dios, que se aman, reconociendo que la fuente de su amor proviene del verdadero amor manifestado y revelado a través de Jesucristo. Bendito sea el matrimonio porque cuán maravilloso es el amor de Jesús manifestado a su iglesia y revelado a través del cuidado, la entrega y el amor que el esposo le ofrece a la esposa.

Cuando llegó entonces ese momento de la noche en la UCI, en el que mi respiración comenzó a cesar; de repente un último suspiro suave y apacible fue cerrando mis ojos y podía sentir cómo poco a poco me iba a ese sueño profundo; en total calma, con mucha paz, como si me fuera a dormir, replicando en mi mente: "Gracias, Padre".

De pronto pude sentir al lado derecho de mi cabecera, la presencia de alguien que infundaba temor, pero al mismo tiempo, una paz indescriptible; con los ojos medio abiertos, pude ver la silueta de un hombre alto, sólo alcanzaba a ver parte de su torso y sus manos; además, por la luz que irradiaba no podía ver su rostro, era una luz resplandeciente, muy blanca e intensa. La presencia de Dios estaba inundando la habitación y aquella luz intensa iluminó mi rostro, de inmediato, mi respiración fue restaurada; entonces escuché la voz del Padre, quien me dijo: "No morirás, sino que vivirás para contar las grandes maravillas del Señor".

Yo sólo lloraba y lloraba de felicidad y de gratitud al vivir ese momento, al escuchar sus Palabras tan audiblemente. Fue un momento inolvidable, sobrenatural y hermoso.

Seguí deleitándome en las tiernas Palabras de nuestro Padre, quien seguía manifestándose; en esta oportunidad, a través de una estrofa de la canción:"No temas, Yo estoy contigo, no desmayes porque Yo soy tu Dios, quien te esfuerzo, siempre te ayudaré; y te sustentaré, con la diestra de mi justicia, no temas, Yo estoy contigo, no desmayes, porque Yo soy tu Dios" (Isaías 41:10). Sólo podía agradecer y gozarme en medio de lágrimas, Él fue demasiado maravilloso.

Luego de un tiempo, pude confirmar que las Palabras que me dijo nuestro Padre, se encuentran en el Salmo 118:17, cuán grande es su fidelidad.

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Aunque Estés en Valle De Sombra Y De Muerte

Este plan es un regalo. Escrito por la fe vivenciada en Cristo Jesús. Confío traiga esperanza y fortaleza a tu vida, para que sigas avanzando en el propósito que se ha propuesto cumplir el Padre a través del valle de som...

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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/confiadosenJesucristo

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