Aunque Estés en Valle De Sombra Y De MuerteMuestra

Lo que temía me sobrevino.

Nuestra familia, mi esposo y yo, fuimos probados en nuestra fe de diferentes formas. Hemos pasado por diferentes etapas durante este último tiempo. Pasamos por momentos en los que no tuvimos absolutamente nada para comer, ambos nos quedamos sin empleo, recibimos ataques por parte de personas cristianas y no cristianas. Además, lo que más temía me sobrevino: me enfermé, hasta verme hospitalizada, dependiente totalmente de la asistencia de otras personas. Sin embargo, nada de ésto se compara con la maravillosa gloria que se manifestó en cada una de estas pruebas: la gracia, el amor, la verdad, la bondad y el poder de nuestro Padre prevaleció por encima del temor, el dolor y el sufrimiento.

Cuando no tuvimos qué comer, el Señor siempre puso algo en nuestra mesa; cuando nos quedamos sin empleo, Él proveyó de manera sobrenatural lo que económicamente necesitábamos para suplir las deudas, los compromisos, la necesidad de alimento; incluso nos dió más de lo que necesitábamos. Cuando fuimos atacados por personas motivadas por el enemigo para arremeter en contra nuestra, sabíamos que era algo espiritual, así que nos dejamos guiar por el Espíritu y conforme a lo que escrito está, se nos reveló y confirmó, dejamos nuestra causa en sus manos y según su instrucción, obedecimos.

Cuando llegó la enfermedad (neumonía), empecé a comprender aún más lo que el Espíritu de Dios estaba obrando en nosotros. Durante esta prueba, tuve dos crisis respiratorias que amenazaron con terminar con mi vida. La primera vez fue en el área de urgencias, no estaba consciente en ese momento pero los médicos estaban muy cerca y constantemente me asistieron. Sin embargo, cuando estaba en la unidad de cuidados intensivos, fue cuando conscientemente me ví cara a cara con la muerte.

Mientras pude estar consciente en la UCI, lo único que me sustentó y me fortaleció en todo momento, fueron las promesas de Dios. Su Palabra venía a mi mente una y otra vez. Las canciones de alabanza que podía recordar eran entonadas en mi mente y mi corazón. El permanecer en oración, agradeciéndole y proclamando la grandeza a su Nombre fue lo que me permitió soportar mi estadía en ese lugar. Sabía que tanto mi esposo como yo, estábamos siendo probados en lo que más temíamos. Sin embargo, nuestro Padre, tenía un propósito; el sufrimiento que enfrentábamos nos mostraba su amor, gracia, bondad y poder.

Sin importar la prueba que estés enfrentando, mientras te aferres a las promesas de Dios y permanezcas confiando en su Palabra; más allá de lo que pueda suceder, en la Verdad que se ha cumplido en ti por su gracia, encontrarás descanso, paz y esperanza eterna de saberte en control de su voluntad.

Dios me libró de la muerte y restauró mi salud. En el tercer día de este plan podrás saber cómo lo hizo, cómo su Palabra es nuestra única fuente de seguridad, protección y esperanza en cada etapa de nuestra vida. Somos sus hijos y Él jamás nos fallará.