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Perdidas en Lo InciertoMuestra

Perdidas en Lo Incierto

DÍA 2 DE 5




Un pequeño desliz y abajo otra vez

La vida en sí misma es muy dura. A medida que los años pasan, podemos vivirlo en carne propia. A veces nos es muy difícil comprender el porqué o el paraqué de ciertas situaciones. En momentos así, llenos de dolor e incertidumbre, nada encaja; el sentido de la vida, poco a poco, se desvanece y, de un instante a otro,ya no queda nada.

La vida tiene sus contrastes, momentos buenos y otros no tanto, altos y bajos, acciones y consecuencias, salud y enfermedad, vida y muerte, y la lista podría seguir. Pero a lo que voy con ello es que, cuando estamos bien, no nos preocupamos ni nos ocupamos de tomar las mejores decisiones porque, justamente, estamos bien y no nos hace falta nada. No obstante, solo con tomar una decisión, por más insignificante que nos parezca, podemos tener un desliz e ir cuesta abajo.

Constantemente, me siento perdida en medio de lo incierto, sin saber exactamente cómo actuar, qué decisiones debería tomar o cuáles son correctas a fin de ser la mujer que se supone que debo ser. Hoy día encontramos mil opiniones o respuestas en menos de 5 segundos, pero algo en el fondo de nuestro corazón nos dice que no fuimos creadas simplemente para eso, que hay algo más, aunque no veamos con claridad. Además, que aun cuando estamos en medio de un desliz y cuesta abajo podemos hallar gracia, y esa misma esencia se hace cada vez más palpable cuando dejamos que Dios sea el centro y tome el timón de nuestro corazón.

Hace muy poquito me encontraba muy perdida, llena de dudas, miedos e inseguridades. Literalmente, sentía que cada vez iba más cuesta abajo y mi corazón estaba roto en mil pedacitos. Me encontré en medio de una de las transiciones más grandes en toda mi vida. Cuando por fin parecía que todo estaba bien, llega el fin de una cosa y el comienzo de otra y, siendo sincera, me frustré bastante, en parte porque veía muchos de mis sueños ya cumplidos, y amo vivirlos, abrazarlos y disfrutarlos cada día, pero, por otro lado, sabía que estaba en medio de una encrucijada, donde debía volver a empezar, a soñar e imaginar.

Todo ser humano es como un auto, ya que, si nos fijamos bien, notamos que tenemos un propósito y también un destino. Además, tenemos un tanque al cual ir llenando, que conste que, si no lo cuidamos bien, lo dañamos. Ese tanque es nuestro espíritu, nuestra alma, como también nuestro cuerpo. Somos lo que decimos ser, somos lo que decidimos creer que somos, nos vamos llenando y convirtiendo en aquello que contemplamos.

Volviendo a mi experiencia, me di cuenta de que cada vez que atravesaba por un desliz, corría a ciertas personas y dejaba que sus opiniones fueran la base de mis decisiones, a pesar de que quizás yo no estaba de acuerdo con ellas. Además, como no tenía un panorama claro, siempre buscaba respuestas, pero en los lugares equivocados. También llenaba mi tanque con mentiras, pensamientos, experiencias u opiniones ajenas a las mías. A tal punto, que me olvidé de quién soy en Dios, y ese pequeño tramo llamado desliz me ayudó a darme cuenta de que, si no cuido mi corazón o el tanque que mencioné anteriormente, es muy fácil caer cada vez más y más cuesta abajo. Es importante que analicemos en dónde estamos y a quiénes dejamos entrar a nuestro corazón, porque en momentos así es imprescindible que nos rodeemos de gente que ame y nos acerque a Dios, nos ayude a ver con claridad y a salir de ese desliz.

Reflexiona

- ¿Dónde estoy hoy?

- En medio del desliz, ¿a quién acudo en busca de ayuda?

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Acerca de este Plan

Perdidas en Lo Incierto

Creo que la vida está llena de contrastes, momentos altos y bajos, días soleados y otros de lluvia. Independientemente de la edad que tengamos, y las mujeres aún más, atravesamos por diversas transiciones que nos produce...

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