Amor ExtravaganteMuestra

Jesucristo al escuchar que se decía que era un desperdicio lo que María estaba haciendo, hizo una maravillosa declaración como testimonio de la fe mostrada por aquella mujer (Mateo 26:12). Podemos entender que María fue parte de un acto profético a pocos días de la muerte de Jesucristo, por lo que el Señor calló las voces al ordenar que no la molestaran, ya que aquella unción significó una preparación previa camino a la crucifixión (recordemos que los judíos acostumbraban preparar los cuerpos de sus difuntos con especies aromáticas).

El perfume de nardo puro que María derramó sobre los pies de Jesús era una libra (peso romano), equivalente al salario de un año de un jornalero. Su costo se debía a su aroma profundo, es decir por la exquisita esencia del nardo que era extraída de su aceite por un minucioso proceso a cargo de perfumerías de prestigio.

Para cualquiera podría haber representado un regalo de alta estima (de allí los comentarios de que la unción al Señor había sido un desperdicio, porque ante muchos Jesús era despreciado). María en esa oportunidad estaba precisamente mostrando, no solo alta estima, sino su amor profundo por el Señor al rendir lo que poseía de más valor pero también su vida misma.

El Señor Jesús lo enfatizó a Su anfitrión ese día, a Simón, comparando su actitud con la de María; porque se acostumbraba dar agua a los visitantes para lavar los pies resecos y empolvados por los largos trayectos, también a recibir con un beso a los invitados, lo cual Simón no hizo con el Señor al llegar a su casa.

No tenemos nada que no hayamos recibido, todo le pertenece a Dios, pero Él espera la disposición de nuestro corazón de entregarle, no solo lo que tenemos, sino todo lo que SOMOS. El Señor desea bendecirnos, pero anhela más que nuestro corazón sea transformado.

¿Quién es Dios para ti? ¿Qué tanto has rendido tus recursos a Sus pies? ¿Le has entregado lo mejor de tu vida a Él? ¿Qué ejemplo te gustaría imitar, el de María o el de Simón? Este hermoso día, deléitate en el Señor, deléitate en darle lo mejor que posees y en compartir con otros el bien que Él te ha dado...