Egoísmo

Hoy, estamos enfocados en deshacernos de algo que se ha vuelto muy común en el mundo de hoy: el egoísmo.

Lo que hacemos, no solo en la iglesia, sino afuera de la iglesia, no puede ser hecho con un espíritu de ambición egoísta o presunción. Ya sea que estemos en el trabajo, en la escuela, con amigos, con la familia, en el supermercado, o sirviendo en una posición de liderazgo, nuestras intenciones son importantes.

La pregunta que debemos hacernos a nosotros mismos no debería ser: "¿Qué es lo mejor para mí?" En su lugar deberíamos preguntarnos: "¿Qué es lo mejor para el Reino de Dios?" Nuestro objetivo debería ser encontrar la mejor manera de hacer la voluntad perfecta de Dios.

En Filipenses 2:3-4 dice que no hagamos nada por contienda o por vanagloria. Nada significa nada. Cuando hacemos todo por el bien del Reino de Dios en lugar de hacerlo para nosotros mismos, ¿cuán diferente serían nuestras vidas?

1 Corintios 10:24 refleja este principio, estableciendo que nadie debería buscar su propio bien, sino el bien de los demás. ¿Cuán diferente sería la iglesia si todos se condujeran teniendo en mente el bien de los otros? ¿Cuán diferente sería el mundo si nadie actuara bajo objetivos egoístas sino por el bien de los demás?

La próxima vez que intentemos hacer algo por otros, o por el Señor, pidámosle a Él que nos revele si nuestra motivación es egoísta.